El alcalde ha ejercido más rápido de lo que suele limitándose a extender una fina capa de yeso sobre este muro agujereado. El mal llamado espionaje a Agüera, impúdicamente utilizado por PSOE e IU, demuestra que la fractura entre los 17 ediles del PP no se cierra y chascará cuando toque hacer las listas. Darle a Diego Maldonado el distrito uno no es la solución definitiva. Más bien parece una estrategia para ganar tiempo y «echarle una pensada», como le gusta decir a Francisco de la Torre, a otra remodelación más drástica. Delegó Medio Ambiente en Purificación Pineda para tapar la ruidosa salida del juez Bernardo Pinazo y luego, tras la pensada, acabó dándole esa área clave a su valida, Patricia Marín. Teniendo en cuenta el recorrido que tendrá Agüera en los tribunales, el alcalde necesita todo el verano para darle vueltas al futuro.
Un arreglo para ir tirando
La destitución de Rosa Agüera como concejala del Centro, forzada por su torpeza política, no arregla los problemas.
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