No fue una noche más. Rocío Carrasco afrontó el pasado sábado uno de los días más emotivos de los últimos tiempos. La obra Punto de Partida, de la que es productora, recaló en Valladolid con un éxito abrumador.

La voz de Anabel Dueñas encarnando las canciones más importantes de la discografía de Rocío Jurado hizo temblar de emoción a su hija, sentada como una más en el patio de butacas junto a Fidel Albiac, su marido.

¿Qué significa para usted que pasado el tiempo se sigan haciendo homenajes a la figura de su madre?

Es algo muy emocionante, siempre lo es cuando el nombre de mi madre está presente. En este caso, Enrique Cornejo es amigo de la familia desde hace mucho tiempo y ha tenido la gentileza de otorgarle una butaca como reflejo del respeto que siempre le ha tenido.

Estaba emocionada, como si por primera vez hubiera escuchado las canciones de su madre...

Sí, la verdad es que siempre me emociono. Me hace muy feliz ver a la gente que, como yo, sigue recordando a mi madre con lágrimas en los ojos. Y sobre todo me emociona que la gente vea en mí algo de ella.

¿Qué es para usted Rocío Jurado?

Es mi madre, es difícil ver otra cosa en ella que no sea mi madre. Lo es todo. Y siempre estoy dispuesta a hacer cosas con cariño y con todo el respeto del mundo hacia ella.