El pregón de los pestiños, las coplillas, las risas y los temas sociales. Así se podría definir el pregón de la Semana Santa que ha pronunciado este mañana en un Teatro de la Maestranza abarrotado el escritor y periodista Antonio Burgos.
El acto comenzó con un minuto de silencio en recuerdo al ex concejal socialista asesinado por ETA el viernes. Como ocurrió el pasado 28-F, hubo un momento de tensión.
Esta vez fue a la salida del pregonero al estrado. Alguien desde el balconcillo gritó "¡Sinvergüenza!", a lo que Antonio Burgos respondió "éste no es sevillano", sin dar mayor importancia.
Su texto mezcló la prosa con el verso, a ritmo de coplillas populares al más puro estilo Burgos, y que el público agradeció con sonoras ovaciones y algunos "¡olés!".
El pregón tuvo un marcado carácter emotivo y nostálgico, recordando a los enfermos en los hospitales, a los que ya no están, o al militar sevillano que asesinaron en Afganistán y que era costalero.
Pero también hubo numerosos momentos para las risas, con algunos guiños, ironías y chascarrillos que gustaron al público: "tío, esto tiene vibrasiones", "esos estrenos de punta en blanco de los canis con uniforme de gala" o "yo no sé si es gracia o guasa, que el mudo de Santa Ana va con las Siete Palabras".
También hubo aplausos cuando el periodista hizo referencia a polémicos temas sociales de actualidad y sobre los que Burgos se mostró contundente: los matrimonios no civiles y homosexuales ("burdas parodias del matrimonio católico que van contra las leyes de Dios"), la "crisis de la familia", la eutanasia o el aborto ("contra esa forma de asesinato con trituradora a la que ahora llaman aborto").
En la temática, Burgos hizo constantes alusiones a la gastronomía de cuaresma - los pestiños, las torrijas o el bacalao-, y dedicó varias y sentidas intervenciones a las hermandades del Gran Poder y La Macarena ("te iba a decir Gioconda divinizada").
Hubo también versos para La Estrella, Los Gitanos, Amargura, Esperanza de Triana o La Candelaria.
El pregón, que había levantado mucha expectación entre seguidores y detractores de Burgos, ha cumplido las expectativas para muchos pero no para otros.
"Le ha faltado entonación, poner más énfasis y emoción en los versos. Parecía a veces un cura en un sermón", decían unos.
"Sí ha sido para tanto, sus descripciones han sido preciosas y sus versos, maravillosos", comentaban otros a la salida del teatro.
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