Psicólogos de la Universidad de Edimburgo han descubierto, junto a investigadores australianos del Queensland Institute for Medical Research, que los genes condicionan en un cincuenta por ciento la capacidad de ser feliz de las personas gracias a que también determinan la personalidad, lo que llaman la "arquitectura genética de la personalidad".
El otro cincuenta por ciento dependería de factores externos tales como las relaciones sociales, la salud y el éxito laboral. Los genes, explica el estudio, juegan un gran papel en la forma en la que las personas perciben la vida, más que otros factores externos.
Predisposición a la felicidad
Asimismo, los investigadores indican que los genes determinan los rasgos de la personalidad que predisponen a la felicidad, como ser sociable y no preocuparse demasiado. Así, unos genes adecuados pueden actuar de barrera frente a los momentos negativos de la vida de una persona y ayudarla a recuperarse.
Los científicos han llegado a estas conclusiones después de estudiar 900 parejas de gemelos y mellizos que tienen diferentes estilos de vida. En el caso de los gemelos, idénticos genéticamente, declararon sentirse igual de felices y satisfechos con la vida.
Los autores del estudio aseguran que, más que un gen de la felicidad, existe una mezcla de genes que determinan la personalidad de modo que se tenga mayor o menor tendencia a ser feliz.
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