En la misa, el obispo se ha referido a la "pérdida del interés por la vida cristiana" y ha considerado que "el buen gusto de la novedad cristiana va perdiendo calidad".

"A las primeras euforias a menudo le siguen situaciones de rebaja y los compromisos, incluso colectivos, se resienten de un cierto decaimiento que impide mostrar con la transparencia evangélica el mensaje de Jesús", ha manifestado.

El obispo ha considerado que, en el trabajo de parroquias y grupos, "hay una fidelidad endurecida" que "ha perdido el frescor del inicio". "Se hace pero no se es; muy activos, pero espiritualmente poco vivos", ha apuntado para hacer un llamamiento a la "confianza desde la humildad" y "superar el estadio de mediocridad".

"Nos hemos vuelto tibios, el Espíritu de Jesús pide superar esta tibieza y optar por un nuevo ardor para la transformación de la comunidad cristiana", ha declarado Taltavull, quien ha pedido un "esfuerzo de revisión comunitaria".

"La conversión que se nos pide nos dice que la Iglesia debe caminar con el esfuerzo de purificarse de errores y de infidelidades, de incoherencias y de lentitud", ha finalizado.