"Hemos esperado muchísimo tiempo para poder tener una calle en las mismas condiciones que el resto de ciudadanos". La frase es de Isabel Parejo. Esta vecina de 59 años del barrio de Ventas (Ciudad Lineal) es una de las impulsoras de la urbanización del solar de la calle Cyesa, uno de los proyectos ganadores de los presupuestos participativos de 2017.

"Ahora estamos encantados, pero ha sido muy complicado. Desde que se empezó a construir en el año 47 en la zona, ahí nunca se hizo nada serio. Era una plaza de barro constante", explica Parejo, que siempre ha vivido en el barrio. Esta madrileña recuerda todo lo que ha visto a lo largo de estos 72 años: "Hasta hace seis años, cuando empezaron a limpiar algo, era un gran basurero: la gente depositaba colchones, muebles viejos, escombros de obra, lavabos... Eso ya no ocurre, pero la limpieza sigue dejando mucho que desear. He visto de todo: desde botellas hasta preservativos usados".

"Otros problemas del callejón son la falta de alcantarillado, por lo que se formaban normes charcos que perduraban incluso meses después de llover, y las malas condiciones para el aparcamiento", añade.

Esta pesadilla para las más de 3.000 familias del barrio acabará en nueve meses. Ese es el tiempo que durarán las obras que el Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha esta semana tras expropiar el terreno. Los trabajos, que costarán casi un millón de euros, consistirán en la adecuación de la calzada, la introducción del alcantarillado, la construcción de aceras de tres metros con arbolado y zona de aparcamiento y la instalación de farolas.

"Me alegra que por fin el callejón pase a ser una calle con mayúsculas. Lo próximo que va a necesitar la nueva calle es un nombre», afirma Yolanda Rodríguez, delegada de Ciudad Lineal. Para el delegado de Participación Ciudadana, Pablo Soto, "el proyecto de la calle Cyesa es un ejemplo de una de las finalidades de los presupuestos participativos: solucionar problemas que algunos barrios llevan arrastrando décadas".

Este solar pudo acabar siendo un aparcamiento subterráneo. La empresa privada Párking San Marcelo S.A. adquirió el terreno en 1990 con esa intención y obtuvo el permiso municipal, pero los vecinos se opusieron. La lucha vecinal logró frenar las intenciones de la empresa, que abandonó el proyecto después de una larga batalla judicial y se disolvió en 2011.