La exposición pone de manifiesto el carácter de secuencia de toda la producción del creador porque "cada obra tiene su solución" y forma parte de un proceso cuya base es "la armonía", según han señalado fuentes del espacio museístico en un comunicado recogido por Europa Press.
La directora del Museo Esteban Vicente, Ana Doldan, ha explicado que los primeros años de la década de los 50 el artista dialogó con la pintura gestual de sus compañeros de generación, entre los que se encontraba De Kooning, Guston o Hofmann, "tamizado por su acento más lírico y poético, menos épico y heroico".
"Pincel y aerógrafo conviven perfectamente en pro de una mayor libertad que, al tiempo, se deja ver en la multiplicación de la paleta de color y en la interrelación de las formas", ha apuntado Doldán sobre la evolución de la obra de Vicente, que en los años finales, previos a su fallecemiento en 2001, dejan ver parte del lienzo blanco, que se convierte en una "fuente irradiante de luz, al tiempo que el lugar en que depositar sus sentimientos y sus preocupaciones".
Vicente también fue uno de los representantes "más importantes" del collage internacional desde que, por azar, en 1949 empieza a dar clase de pintura en la Universidad de California, en Berkeley, y lejos de su estudio y de sus herramientas para pintar comienza a componer collage a partir de las revistas y papeles de bellas artes que tenía a su alcance.
Es en este medio en el que por primera vez utiliza el aerógrafo, con el que pinta los papeles del color deseado y con el que establece un "interesante juego de transparencias y luminosidad", y empieza a elaborar collages en tres dimensiones a las que denominó "toys" o "divertimentos".
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