El príncipe Harry y Meghan Markle llegaron la noche del sábado a Casablanca, Marruecos, en su último viaje oficial al extranjero antes del nacimiento de su hijo, previsto para finales de abril. Allí se han empapado de las tradiciones de esta centenaria cultura.
A su llegada al aeropuerto de Casablanca, Meghan lucía un espectacular vestido rojo de semimanga.
El domingo, a primera hora de la mañana llegaron en helicóptero al pueblo de Asni, situado en un valle del Alto Atlas.
Visitaron el centro "Educación para todos", que garantiza que las niñas de 12 a 18 años de las comunidades rurales de las regiones de la montaña del Alto Atlas, tengan acceso a la educación secundaria.
Allí se han empapado de las tradiciones de esta centenaria cultura, e incluso Meghan se ha atravido a hacerse un tatuaje de henna, muy popular entre las mujeres de dicho país.
Markle escogió un conjunto muy cómodo y apropiado con un jersey premamá, un blazer azul y unos zapatos bajos.
A la duquesa de Sussex le han decorado la piel con flores que simbolizan alegría y felicidad, el origen de una nueva vida junto a otra persona o el comienzo de una vida que va a llegar.
Después de unas horas de descanso, el matrimonio terminó este primer día acudiendo en Rabat a una recepción ofrecida por Thomas Reily, el embajador británico en el país.
Meghan deslumbró con este vestido de Dior.
Este lunes la pareja ha estado en la Federación Real Ecuestre, en Rabat.
La duquesa eligió para esta ocasión un jersey de rayas premamá, unos pantalones vaqueros negros y unas botas.
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