Christina Ricci asegura que los padres que quieren que sus hijos sean famosos están cometiendo abuso infantil

  • "Tenemos un millón de ejemplos de por qué no es bueno para ellos", dice.
  • Repasamos la oscilante carrera de la actriz de 'Sleepy Hollow'.
La actriz Christina Ricci, en la Berlinale de 2012.
La actriz Christina Ricci, en la Berlinale de 2012.
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La actriz Christina Ricci, en la Berlinale de 2012.

"Abuso infantil". Eso considera la actriz Christina Ricci que están cometiendo los padres que "hacen famosos a sus hijos". "Cuando [mi hijo] sea mayor y estudie y entienda que solo es una forma de arte, entonces, si lo desea, podrá perseguir una carrera como actor", ha dicho en declaraciones a The New York Post.

"Ser famoso, para un niño, no es bueno. Simplemente no lo es", ha asegurado, como quien sabe de lo que habla.

"Tenemos un millón de ejemplos de por qué no es bueno para ellos. Yo no correré ese riesgo. ¿Por qué me jugaría lo más hermoso que me ha dado la vida?", se pregunta Ricci, quien, por otra parte, no se arrepiente de haber sido una niña prodigio.

Un comienzo fulgurante

Aunque ayer cumplió 39 años, a Christina Ricci el público la lleva reconociendo desde que tenía 10, cuando protagonizó en 1990 junto a Cher, Bob Hoskins y Winona Ryder la película Sirenas y, un año más tarde, encarnó a la sádica Miércoles en La familia Addams.

Sus grandes ojos y su descaro en pantalla pronto llamaron la atención de una industria siempre dispuesta a que los más jóvenes cumplan el sueño americano. Y si no, tienen una historia de juguete roto que da para varios titulares al año durante varios años hasta que se reforman o hasta que mueren. Macaulay Culkin, Drew Barrymore, Brad Renfro, Lindsay Lohan y etcétera dan vez de ello.

Como a principios de los noventa hubo un boom de lo gótico mainstream, del que Tim Burton y Henry Selick tienen gran parte de culpa, Ricci accedió a seguir con su personaje en la secuela llamada La familia Addams: La tradición continúa y a protagonizar su primera película, Casper, todo un éxito generacional.

En los años siguientes, la pequeña Ricci atestiguó que la fama había tenido algo de efímera y que había sido fruto de una sobreexposición demasiado joven a la opinión pública.

Conforme pasaban las películas intrascendentes, la colaboración en Los Simpson pertinente y los años de estudio, más claro tenía lo que había sido su infancia.

Cómo dejar de ser una niña

Cuando cumplió 18 años, a Christina Ricci no se le ocurrió mejor forma de entrar en la edad adulta que incrustando su nombre en cuatro proyectos que darían mucho que hablar.

Es decir, el paso de ser una niña modelo a ser una actriz apostando por las películas más incorrectas que caigan en tus manos. Más o menos, lo que hizo Miley Cyrus una década después ya en el mundo de las redes sociales.

La película de culto de Vincent Gallo Buffalo'66, la lolita en un triángulo amoroso con el novio bisexual de su hermanastro (su única nominación al Globo de Oro incluida) en Lo opuesto al sexo y las nuevas películas sobre efectos psicotrópicos de Terry Gilliam (Miedo y asco en Las Vegas) o la falsedad del mundo artístico neoyorquino de John Waters (Pecker). Un poker perfecto para que la industria piense que ya no eres la niña que fuiste.

Y como Hollywood da de lado a quien sigue sus propias normas, le dio de lado. A Ricci solo le podía salvar volver a los orígenes. Y sus orígenes tenían un patrón a seguir: gótico mainstream y películas intrascendentes.

Arte y oficio

Desde que protagonizó Sleepy Hollow, de Tim Burton, Ricci ha sabido perfectamente conjugar lo que son sus papeles a nivel artístico y aquellos que le llenan la nevera todos los días.

No hay color entre tener un papel en la serie Ally McBeal, trabajar con Woody Allen en Todo lo demás y darle la réplica a la ganadora del Oscar Charlize Theron en Monster a, en unos años, protagonizar junto a Samuel L. Jackson la oda a la serie B Black Snake Moan o la oda a los efectos especiales de las hermanas Wachowski Speed Racer.

Aunque parezca desaparecida de la fama que llegó a tener, Christina Ricci sigue trabajando y hay años en los que ha estrenado incluso cuatro producciones. Ahora mismo tiene en post-producción dos películas de un director y una directora joven (Faraway Eyes y 10 Things We Should Do Before We Break Up, respectivmente) y se encuentra rodando otra. La sabiduría perfecta de quien entiende la diferencia entre arte y oficio.

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