Fin de semana animado en Lleida

Descubre una cara diferente de la ciudad, inmersa en el festival Animac.
El castillo de la Seu Vella domina la ciudad. Para acceder a él se puede tomar la escalera mecánica que parte de la plaza de Sant Joan.
El castillo de la Seu Vella domina la ciudad. Para acceder a él se puede tomar la escalera mecánica que parte de la plaza de Sant Joan.
El castillo de la Seu Vella domina la ciudad. Para acceder a él se puede tomar la escalera mecánica que parte de la plaza de Sant Joan.

Para este fin de semana te proponemos una visita a Lleida, donde estos días –hasta el domingo– se celebra Animac, el festival de animación independiente. ¿Que no tienes ni idea de qué va eso de la animación? De eso se trata, de enganchar a la gente al mundo de la animación, un universo que no sólo se reduce a los dibujos animados o al manga, sino a todo aquello que merece la pena ser animado, «desde una cerilla hasta un tomate», asegura Isabel Herguera, la directora del festival.

Tanto Animac como Lleida conforman un plan perfecto para disfrutar de una ciudad paseable, ahora con un ligero fresquito, y una programación de lo más animada (www.animac.info) con actividades en  en la plaza de Sant Joan, el Teatre Principal y el Palau de la Paeria, ambos en la plaza de la Paeria, entre otros lugares.

El festival permite disfrutar de los trabajos de animadores tan reputados como los japoneses Koji Yamamura y Satoshi Kon; y de otros igualmente sorprendentes, como los españoles Marcos Valín y Davis Alonso.

La mejor forma de ir a Lleida es en tren, ahora que el AVE conecta a la ciudad con Barcelona, además de con Zaragoza y  Madrid. La estación está en pleno centro de la ciudad, en la parte alta de la Rambla, donde puedes encontrar decenas de hoteles y hostales (www.lleidatur.es). Paralela a la Rambla está la calle Mayor, una vía peatonal repleta de tiendas. Ambas desembocan en la plaza de Sant Joan.

Cañas y caracoles

Entre proyección y espectáculo no debes perderte la oportunidad de tomar una ración de caracoles, un reclamo de lo más efectivo para reponer fuezas. No dejes tampoco de tomar unas cañas en la plaza de Sant Joan mientras presencias cómo Judas Arrieta crea un mural de dos por diez metros, que va a terminar troceando con una motosierra para repartir los pedazos entre los asistentes (en la foto de arriba, la bombolla por dentro, que de noche se convierte en un bar). Con un poco de suerte puedes coincidir en una cafetería de la zona con el gran Yamamura o con los fascinantes jóvenes que conforman el colectivo japonés PIKA PIKA.

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