Los crotales son una especie de 'pendientes' de plástico que se aplican a las orejas del animal y en los que están troquelados una serie de números que identifican al mismo.

Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) iniciaron esta investigación en colaboración con la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales del Principado de Asturias. Detectaron que las vacas que se habían trasladado al matadero no se correspondían con las características que afirmaba el dueño del animal.

Comprobaron en un caso que la dentadura del animal correspondía con una vaca mayor de 60 meses, lo que no concordaba con lo que decía el dueño, que afirmaba que era de 28 meses. El titular de la explotación tampoco reconocía su firma en los documentos que amparaban el transporte.

También se investigó otro hecho similar correspondiente a otra explotación ganadera. Detectaron crotales manipulados y que la firma tampoco era reconocida por el titular de la ganadería. Se analizó ADN y se comprobó que la vaca que salió de la explotación de origen no era la misma res que llegó al matadero para ser sacrificada.