Los malos hábitos pueden acortar la vida de la próxima generación

Los niños españoles son los terceros más obesos del mundo, con un 13,% de afectados. Esta enfermedad puede adelantar 30 años el desarrollo de factores de riesgo de muerte prematura.

Por primera vez en la historia de la humanidad, los hijos pueden llegar a vivir menos que sus padres. El sobrepeso y los malos hábitos alimenticios, que pueden desembocar en enfermedades como la bulimia y la anorexia, pueden provocar en la próxima generación esta paradoja.

La amenaza se traduce en que muchos de los niños de hoy «desarrollarán 30 años antes de lo previsto factores de riesgo de mortalidad prematura, como diabetes o hipertensión», según el doctor

Javier Aranceta, uno de los autores del estudio de la Fundación la Caixa, Alimentación, consumo y salud, presentado ayer.

Una perspectiva que en el caso de España resulta especialmente preocupante, ya que nuestro país se sitúa en tercer lugar de los países con mayor incidencia de obesidad infantil, con el 13,9% entre los menores de 6 a 13 años, un porcentaje que se ha duplicado en los últimos veinte años. Peor están en Estados Unidos (22,5%) y Gran Bretaña (17%).

Entre los elementos que el estudio considera determinantes en la obesidad infantil figuran la ingesta excesiva de productos azucarados, bollería, embutidos y refrescos. Las tasas bajan entre los niños que toman más fruta y verdura, así como en los que realizan un desayuno completo.

No se planifican las comidas

Otra de las conclusiones del estudio de la Fundación la Caixa es que los horarios laborales y los usos sociales ponen cada vez más difícil mantener unos hábitos de alimentación saludables. Así, un tercio de los consultados reconoce que no planifica sus comidas, mientras que hasta un 70% se identifica con la afirmación de que en su casa se come cada vez más «de manera informal, cada uno a su aire».

Comemos lo que nos gusta, no lo que sea más saludable

A pesar de que el 52,8% de los entrevistados en España aseguran que el primer factor que tienen en cuenta a la hora de elegir los alimentos que consumen es la salud, según datos del Observatorio de Alimentación, lo cierto es que, al final, estos datos contrastan con las respuestas espontáneas que facilitan los encuestados, en las cuales un 91,2% admite que los alimentos que consume coinciden con los que «más les gustan o apetecen», y sólo para un 1,1% no coinciden casi nunca. También, un escaso 7,7% afirma que los alimentos que consume coinciden con sus preferencias sólo a veces.

En lo que se refiere al precio a la hora de llenar la cesta de la compra, únicamente el 13,7% admitió que el precio de los productos era lo que más primaba en su elección.

Los enemigos de la buena alimentación

Las tentaciones Sólo el 30,6% de los consultados dicen ceñirse a su lista de la compra a la hora de llenar el carro. El 32,2% reconoce que añade cosas no previstas, el 20,8% decide sobre la marcha y el 15,3% compra lo que le apetece.

La distancia Los expertos han detectado una asociación entre dietas más sanas, con más frutas y verduras, con la cercanía de tiendas y mercados especializados en productos frescos. Cuanto más lejos se compra, peor es la alimentación.

El ‘marketing’ Nadie se encarga de hacer publicidad de las lechugas y los tomates, que deben competir así en inferioridad de condiciones con la sofisticada mercadotecnia que presenta los productos precocinados como la mejor alternativa.

La propia percepción La mayoría creemos que hacemos tres comidas al día, pero la realidad, según el estudio de la Caixa, es que tomamos alimentos muchas más veces al día, llegando en algunos casos incluso a la veintena.

Falta de referencia «Ahora aprendemos lo que es bueno para comer a través de los medios de comunicación o Internet, y no a través de las madres, como hace unas décadas», afirma la socióloga Cecilia Díaz, una de las autoras del estudio.

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