Con cierto retraso sobre la fecha prevista para su reapertura -se fechó para octubre o noviembre-, esta sala del templo toledano que alberga las reuniones del Cabildo volverá a ser visitable al público.
Los trabajos se han desarrollado en dos fases. Así, se ha actuado sobre el artesonado, que ha sido sometido a un proceso de limpieza y conservación de los dorados, que exhibirán un mayor esplendor tras la mejora de la iluminación de la sala.
Ese cambio en la iluminación tendrá efecto también sobre las pinturas con las que el renacentista Juan de Borgoña decoró los muros de este espacio del templo toledano. En este caso, las labores de restauración se han centrado en el arreglado de las grietas estructurales aparecidas en los muros y en fijar la capa pictórica desprendida en algunas zonas de la sala. De igual modo, y tras una limpieza físico-química, se ha abordado una reintegración cromática de las lagunas pictóricas y los desgastes producidos a lo largo de los cinco siglos con los que cuentan.
La peculiaridad de este trabajo emblemático radica en ser la única obra que este pintor de tabla y caballete realizó al óleo sobre los muros de yeso de este espacio creado por el Cardenal Cisneros.
Mientras en la parte superior Borgoña representó trece escenas de la Vida de la Virgen y la Pasión de Cristo, separadas por columnas fingidas, la inferior la conforman una serie de retratos de los primeros arzobispos toledanos.
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