El Plan de Igualdad de Género en el sector primario garantizará la visibilización de las mujeres en agricultura y pesca

  • El conseller de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, Vicenç Vidal, y la adjunta a la gerencia del Servicio de Mejora Agraria y Pesquera (Semilla), Aina Calafat, han presentado este miércoles el Plan de Igualdad de Género en los sectores agrario y pesquero que, entre otras medidas, "garantiza la visibilización de la mujer".
Conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, con la adjunta de Semilla, A. Calafat
Conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, con la adjunta de Semilla, A. Calafat
CAIB
Conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, con la adjunta de Semilla, A. Calafat

Según ha informado la Conselleria en un comunicado, el Plan pretende ser la herramienta donde se articulen objetivos y acciones para seguir trabajando en la eliminación de las desigualdades de género y la promoción de la igualdad entre mujeres y hombres en el sector primario.

La redacción de este está prevista en la reforma de la Ley Agraria que el Parlamento votará el próximo 15 de enero. Menos de la mitad de los titulares de explotaciones agrarias son mujeres y, de estas, dos terceras partes ya se encuentran jubiladas.

Se trata de datos que se extraen del Registro de Explotaciones Agrarias y de las ayudas percibidas por mujeres y hombres de Baleares. En el sector agrario ecológico, del total de 902 operadores hay 162 mujeres titulares y, de estas, 136 son titulares de explotaciones agrarias; 14 son titulares de empresas elaboradoras y, finalmente, hay 12 que son titulares de establecimientos comerciales.

DIFICULTADES

Cabe remarcar que resulta difícil conocer con detalle la situación laboral de las mujeres en la agricultura, la ganadería, la pesca y la industria agroalimentaria. Eso se debe al hecho de que los datos se proporcionan de manera no diferenciada por sexo o tipología de actividad laboral y la atención se centra sólo en la producción.

Además, se ha detectado una gran dificultad para identificar y acceder a aquellas mujeres que, aunque desarrollan tareas o incluso se dedican completamente a trabajar en la empresa familiar, no cotizan ni perciben ninguna compensación económica por estos trabajos.

También ha resultado difícil tener información sobre las trabajadoras del sector primario que no son titulares y todavía más acceder en el caso de las trabajadoras inmigradas. Con todo, durante la fase de redacción de la diagnosis, se han celebrado varias reuniones con los sectores implicados y se han hecho entrevistas individuales a campesinos y campesinas.

De estos encuentros, se han extraído varias conclusiones, como que las mujeres dedican cerca del triple de tiempo que los hombres a tareas domésticas y de atención a familiares dependientes y los hombres, el triple de tiempo que las mujeres a tareas de mantenimiento y reparación de la vivienda, infraestructuras y maquinaria.

El nivel formativo de las mujeres titulares de explotaciones agrarias es medio o alto; en cambio, en el caso de las trabajadoras del campo es bajo o no reconocido en el caso de las mujeres inmigradas.

PRINCIPALES QUEJAS

Del que más se quejan las mujeres de nivel formativo bajo es de la inestabilidad laboral, mientras que en general el mayor reclamo es el reconocimiento de enfermedades laborales derivadas de la exposición a condiciones climáticas duras, a frío o humedad, a tareas que implican sobrecarga muscular y la necesidad de más corresponsabilidad y de sistemas de descarga de las responsabilidades domésticas o de atención a personas dependientes.

Más de la mitad de la población del entorno del sector primario opina que las mujeres tienen una capacidad natural para las tareas domésticas y de cuidado de personas dependientes. A pesar de eso, la principal justificación de la poca participación de los hombres en estas tareas es la dificultad en compatibilizar los horarios y necesidades con los del trabajo que hacen los hombres.

La ergonomía de las herramientas y la maquinaria, la planificación de las tareas y la organización de los órganos de toma de decisión, entre otros aspectos, lo han hecho hombres desde la propia perspectiva y visión, y ahora hay que trabajar para adaptarse a la nueva realidad social, laboral y económica.

Los abusos de poder son favorecidos con la dependencia económica y de cobertura sanitaria con respecto a los hombres. En el caso de las explotaciones familiares, el margen de beneficio económico se suele ampliar prescindiendo de la cotización de alguno de los miembros, que generalmente es la mujer.

En el caso del trabajo por cuenta ajena, las tareas no calificadas que desarrollan las mujeres suelen estar peor remuneradas, como ya se ha mencionado, lo cual también genera dependencia económica.

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