Aunque este invierno, al menos de momento, la lluvia y el frío apenas ha desgastado el mobiliario callejero, la delincuencia hace de las suyas. Los operarios municipales de Bilbao se afanan en pulir y barnizar los bancos de madera de la ciudad. El Parque de Doña Casilda es uno de esos lugares de ocio y recreo en donde más bancos hay. Los trabajadores deben proteger sus oídos para evitar que el ruido de la maquina pulidora castigue sus tímpanos.
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