Alrededor de 80 personas se dieron cita ayer en la asamblea informativa de la asociación Adicae para los afectados por el caso de Riverduero, una sociedad de inversiones que puede haber estafado 25 millones de euros a unos 500 inversores.

Intentarán reunir al menos a 100 personas para llevar a juicio a los responsables, aunque son conscientes de que es difícil recuperar el dinero debido a la situación de «insolvencia» de la sociedad.

De hecho, tal y como comentaron ayer, el dinero que Riverduero tenía en 2006 (los últimos datos que se conocen, antes incluso de la crisis) no llegaba a los 4 millones de euros. Los clientes difícilmente podrán recuperar sus inversiones (cifradas por la Policía en unos 25 millones de euros), aunque se pudiera llegar a un concurso de acreedores.

Es más, para ello habría que solicitar un administrador judicial que manejase la sociedad, ya que ahora está paralizada. Eso supone que aquellas inversiones (en futuros y opciones, por ejemplo) cuyo plazo termine en fechas próximas, se perderán.

«No creo que el dinero esté en sus cuentas privadas en las islas Caimán, ha sido una mala gestión», comentaron ayer en la reunión.

Las caras, los gestos y los comentarios de los afectados dejan claro que muchos han perdido lo que tenían. Hay quienes sacaron intereses poco a poco, pero otros muchos los iban reinvirtiendo, con lo que, en todo este tiempo, no han obtenido ni un euro de la prometida rentabilidad.

«He perdido 12.000 euros». «Nunca tuve una gran cantidad, llegué a invertir 4 millones de pesetas. Recogí intereses y dejé 12.000 euros al 5%, lo que perderé. Tenía amistad con ellos, por eso metí ahí mi dinero», comenta un pequeño inversor.

«Me quedo sin 400.000 euros». «Me acabo de arruinar. Tenía 400.000 euros. Al principio me dieron hasta el 25%, luego como poco el 10%. He ido reocgiendo intereses, pero ahora estoy sin nada. Un palo duro», asegura uno de los grandes perjudicados.

Como si fuera una hipoteca

Adicae solicitará al Gobierno que, a partir de ahora, todas las sociedades que se inscriban en el registro mercantil y cuyo fin sea la intermediación financiera, se comuniquen a la Comisón Nacional del Mercado de Valores, como hacen los notarios a Hacienda con las hipotecas. Sobre todo, al ver que Riverduero operó casualmente a través de Gaesco, igual que Gescartera.

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