El Hipódromo no duerme en invierno

  • Viven y entrenan cerca de 200 caballos
  • "Las carreras de caballos tienen un futuro prometedor"
  • Un buen caballo puede costar hasta un millón de euros
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Los caballos gozan de una atención exquisita.
Los caballos gozan de una atención exquisita.
M.L.
Los caballos gozan de una atención exquisita.

El terreno que se extiende al otro lado del Oria, con tres gradas tan imponentes como vacías, forma parte del paisaje rutinario de los conductores que transitan la N-1. También es lugar de paseo habitual para los vecinos de Lasarte que buscan un aire más puro sin tener que caminar demasiado. Desde que concluyó la temporada el Hipódromo parece estar sumido en un largo sueño, hasta que el público y las apuestas lo despierten de nuevo en verano.

No obstante, tras ese halo de abandono se esconde una especie de "centro de alto rendimiento" para atletas donde viven y entrenan cerca de 200 caballos que invierno compiten en otros circuitos, en el sur de Francia principalmente.

Entrenamientos diarios

Ramón Avial es uno de los preparadores más reputados de España. Se trasladó a San Sebastián cuando cerraron el hipódromo de Madrid, y la que en un principio iba a ser una ciudad de paso se convirtió en su lugar de residencia.

La jornada comienza temprano. Los caballos empiezan a entrenar con los primeros rayos de sol "para que no suden mucho", explica, sin descuidarlos un solo instante. Cada uno tiene su ‘personal trainer' que además de prepararlo, se encarga de que no le falte de nada. Comen siempre "lo mejor", toman vitaminas, los limpian todos los días y les hacen la cama. "Se les cuida maravillosamente bien porque de ello depende después su rendimiento".

Se les cuida maravillosamente bien porque de ello depende después su rendimiento

Al igual que otros deportes, las carreras de caballos están llenas de nombres históricos, fichajes galácticos -un buen caballo se puede vender a un millón de euros-, fracasos estrepitosos, lesiones y retiradas prematuras. Los entrenadores tienen temporadas buenas y malas, y las victorias no son lo mismo en Madrid que en París. "Perder es parte del juego, pero cuando sale un caballo bueno te compensa todo lo demás", asegura Ramón.

Tras la estela de Francia

Con un entrenador por cada cuatro caballos aproximadamente -15 entrenadores y 60 caballos en la cuadra de Avial- el movimiento es notable hasta el mediodía, hora en que termina de ejercitarse el último lote. Más tarde, el centro de atención se traslada a la entrada del hipódromo. Allí, en un espacio habilitado bajo una de las gradas algunos aficionados hacen sus apuestas frente a la pantalla de plasma que todos los días emite carreras de Francia.

En el país vecino, la industria ecuestre es una de las más importantes del país y los caballos, un deporte que goza de gran aceptación popular. "Igual que aquí compramos un boleto de la ONCE allí apuestan", comenta Ramón. Las carreras se suceden semana tras semana y en la época invernal el sur de Francia se convierte en escenario habitual para los caballos españoles.

Aquí compramos un boleto de la ONCE, en Francia apuestan a caballos

Sin embargo, a este lado de la frontera el futuro es, a su juicio, "prometedor" a raíz de la reapertura del hipódromo de Madrid. "Estamos en un nivel alto, y a pesar de tener un centro de entrenamiento algo reducido, obtenemos buenos resultados en Francia", asegura.

Apasionado de los caballos desde niño, Ramón disfruta día a día intentando sacar lo mejor de cada animal, pero confiesa que ganar con uno de ellos "te llena, es lo máximo".

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