Cómo hacer una bechamel perfecta para pasta o lasaña

Bechamel
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EMMA GARCÍA
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Con una salsa bechamel podemos preparar infinidad de recetas, algunas tan clásicas como las croquetas, la lasaña o los canelones. Pero también es la base para preparar muchas salsas que podemos usar con pasta, carnes o para gratinar verduras.

La bechamel se prepara en un momento, sólo necesitamos ingredientes básicos, y podemos hacerla a nuestro gusto dependiendo del uso que vayamos a darle.

Pero a pesar de ser una salsa muy sencilla es posible que acabemos con una masa insípida llena de grumos si no vamos con cuidado. Por eso hemos preparado una lista de pasos y trucos para que nunca más vuelva a pasarnos y consigamos hacer una bechamel perfecta.

Ingredientes

  • 80 gr. de mantequilla
  • 80 gr. de harina de trigo
  • 600 ml. de leche entera
  • Sal
  • Nuez moscada
  • Pimienta (opcional)

A fuego lento

Para empezar con la bechamel tenemos que calentar la mantequilla en un cazo o sartén honda a fuego lento y removiendo hasta que se deshaga. Tenemos que preparar esta salsa sin prisa y el fuego tiene que estar bajo durante todo el proceso.

Los grumos

No hay nada más desagradable que encontrar grumos en la bechamel. Es muy importante que consigamos una textura fina y uniforme, y hay algunos trucos para conseguirlo.

Si tamizamos la harina ya tendremos la mitad del camino hecho. Si no tenemos tamizador podemos usar un colador de trama fina.

Vamos añadiendo la harina tamizada poco a poco a la mantequilla, usando una varilla de mano para remover. Se mezclará mejor y evitaremos los grumos. A este proceso de ligar la harina con la mantequilla -que se usa para muchas salsas- se le llama roux.

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Sofreír la harina

Uno de los puntos claves para conseguir una bechamel perfecta es sofreír la harina para que no tenga sabor a harina cruda. Removemos durante unos minutos la harina hasta que empiece a coger un poco de color pero estando muy pendientes de que no se queme.

Leche tibia

Si calentamos la leche en otro cazo o al microondas y después la dejamos templar se integrará mejor con el resto de los ingredientes. No tiene que llegar a hervir, sólo calentarla un poco y dejarla reposar hasta que este tibia.

Al igual que la harina, vamos añadiendo la leche tibia poco a poco con ayuda de un cazo. Removemos hasta que todos los ingredientes estén bien integrados antes de añadir más leche. No dejamos de remover hasta que la masa rompa a hervir, y en ese momento apagamos el fuego.

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Sal y nuez moscada

Con sal sería suficiente, pero si rallamos un poco de nuez moscada con un cuchillo o rallador de especias la bechamel tendrá un sabor mucho más bueno. También podemos añadir un poco de pimienta.

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Espesa o líquida

Si vamos a usar la bechamel para lasaña o croquetas nos irá bien que sea espesa. Si la necesitamos como base de una salsa tendremos que hacerla un poco más líquida, así que poco a poco añadiremos un poco más de leche. Lo que no podemos hacer si nos hemos pasado es añadir harina porque quedaría con sabor a crudo, por eso es importante añadir la leche despacio y ver el resultado antes de añadir más.

También tenemos que tener en cuenta que la bechamel se va a espesar con el paso de las horas.

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