Pesesín se hizo famoso el mes de julio de 2017 gracias a las redes sociales y a la inventiva de su propietaria, una adolescente que tuvo la ocurrencia de dejar al pequeño pez dorado en su también pequeño acuario en el portal de su edificio, pidiendo a sus vecinos que ayudasen en su cuidado. 

"¡Hola vecinos! Me voy unos días de vacaciones y no me dejan llevar a Pesesín. Necesito vuestra ayuda para que le deis de comer (sólo se le debe echar una vez al día). Dejo comida y un cuadro para saber cuándo comió. Muchas gracias", escribió en una nota.

Yurena, su propietaria, tuvo suerte y sus vecinos echaron una mano. Pero uno de ellos fue más allá y subió una imagen con la petición a Twitter, obteniendo inmediatamente una repercusión que alcanzó prácticamente a todos los medios de comunicación españoles ese verano y que incluso llegó a ser internacional.

Incluso la Policía Nacional, siempre al quite de lo que se cuece en redes sociales, hizo mención al pececillo en su momento para concienciar contra el abandono de animales, y lo recuperó cuando en agosto llegó el siguiente viral, el de las vacaciones de Manuel Bartual.

Pues bien, Pesesín sigue vivo y coleando año y medio después, alojado ahora en el Acuario de Gijón. Yurena ya no puede hacerse cargo de él y en dicho acuario han decidido asumir su tutela de modo excepcional.

"Ahora Pesesín sí va a estar bien cuidado 24 horas al día por profesionales que se encargarán de su bienestar", explica el Acuario de Gijón en un comunicado. Eso sí, aún no está disponible para recibir las visitas del público: "Pesesín pasará unos días en cuarentena, dónde la veterinaria y el equipo a cargo vigilarán que esté totalmente sano. Después pasará a la exposición".

Desde el Acuario aprovechan además para destacar que "el abandono de animales regalados es una gran problemática" y que adquirir uno "debe ser fruto de una meditada decisión familiar", animando a adoptar, ya que "hay miles de asociaciones en España con animales deseosos de encontrar una familia".

La responsable de Educación de la institución, Yolanda Fernández Azcárate, recalca a 20minutos que es algo en lo que siempre insisten durante las visitas guiadas, "por ejemplo las tortugas de agua dulce, que aquí ya no nos caben más, pero si tuviéramos que recoger todas las que hay habría aquí una montaña solo de tortugas. Cuando uno tiene un animal, tiene que ser muy responsable de lo que va a meter en casa. Es increíble que las ventas en las tiendas de animales sigan fomentando la adquisición de animales de este tipo sin informar cómo cambia el animal, cómo crece, que no son cómodos de tener en casa. Nadie se ocupa de esas tortugas y es un problema medioambiental bastante grave.

Igualmente, en el Acuario de Gijón tampoco pueden hacerse cargo de todos los peces ornamentales cuyos propietarios no saben o no pueden ya atender. Pesesín ha tenido suerte gracias a su popularidad. "Su casa ha crecido, sus condiciones han mejorado porque el equipo de Biología se encarga de cuidarlo", explica Fernández.

Si nada lo impide, Pesesín podrá vivir entre diez y veinte años. Las carpas doradas son animales longevos cuando las condiciones en las que se los mantiene son óptimas; requieren unos setenta litros por pez para garantizar su desarrollo y un agua en buen estado.