Unos 20 discapacitados aprender a esquiar sobre una silla especial

Unos 60 vizcaínos han cambiado las ruedas por las tablas de aluminio. «El límite lo pone cada uno», señalan los deportistas.
Iker Sastre, en una de sus bajadas por las pistas de Cerler.(Fekoor)
Iker Sastre, en una de sus bajadas por las pistas de Cerler.(Fekoor)
Iker Sastre, en una de sus bajadas por las pistas de Cerler.(Fekoor)
El verde de los árboles, el blanco de la nieve en las cimas, el aire limpio, la sensación de libertad y desconexión del día a día... La montaña es habitualmente un lugar bastante inaccesible para las personas discapacitadas de Vizcaya. Sin embargo, en nuestro territorio tienen la oportunidad de disfrutarla como los demás.

Y, curiosamente, a través de un deporte que no es ligero, precisamente: el esquí. Una veintena de discapacitados físicos vizcaínos cambiarán las ruedas por las tablas de aluminio y aprenderán a esquiar sobre una silla.

La Agrupación Deportiva Fekoor organiza desde hace cuatro años una serie de cursos de esquí adaptado en la estación aragonesa de Cerler para los que por su condición pensaban que nunca podrían esquiar. «Los que van por primera vez alucinan, porque piensan en cómo van a poder coger una percha o un telesilla», explica Javier Cueva, responsable de la agrupación. Hasta ahora, unos 60 vizcaínos han aprendido a deslizarse por la nieve.

El método es, a primera vista, sencillo. Los esquiadores se sientan en una silla que, en vez de ruedas, lleva uno o dos esquís y se ayudan con un par de estabilos (como unas muletas) en las manos que terminan en un pequeño esquí. «Antes había hecho algunas salidas con mis amigos a hacer snow, pero después del accidente, nunca se me ocurrió que volvería a la nieve», comenta el bilbaíno Iker Sastre, de 30 años.

«Me he dado cuenta de que, en cierta medida, el límite lo pone uno y que siempre se puede ir más allá», asegura Javier Pérez, otro de los participantes, que acude por segundo año consecutivo a mejorar su técnica de esquí, que aprendió de forma autónoma.

El objetivo es, además, que los participantes sean capaces, en el futuro, de «esquiar de manera autónoma y poder ir por su cuenta», señala Cueva.

Esquí de competición

Tal es el esfuerzo y ganas que muestran los participantes en los cursos de esquí en silla que, incluso, después de tan sólo cuatro años de aprendizaje, algunos ya participan en competiciones oficiales. Precisamente, este fin de semana se han celebrado en la estación de Astún los campeonatos de Vizcaya y Euskadi de Esquí Adaptado en Silla. «La competición supone para ellos dar un paso más; se ven con capacidad y es un buen aliciente», comenta el responsable de Fekoor.

Esquiador

Iker Sastre 30 años, Bilbao.

«Creen que pruebas algo nuevo»

Hace siete años se rompió una vértebra haciendo surf en Sopelana. Aficionado al fútbol, no se lo pensó en cuanto le propusieron esquiar sobre una silla. Ahora está «muy contento» y dice que, en las pistas, «la gente cree que estás probando algún artilugio nuevo».

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