Un mexicano crea una casa-museo con más de un millón de juguetes

  • Roberto Shinzo ha dedicado medio siglo de su vida a coleccionarlos.
  • Este arquitecto mexicano de origen japonés los exhibe gratuitamente.
  • Ha convertido su vivienda en el Museo Antiguo del Juguete, en el centro de Ciudad de México.
Vista de parte de la colección de Roberto Shimizu. (EFE).
Vista de parte de la colección de Roberto Shimizu. (EFE).
EFE
Vista de parte de la colección de Roberto Shimizu. (EFE).
Roberto Shimizu, un arquitecto mexicano de origen japonés, ha dedicado medio siglo de su vida a coleccionar juguetes hasta reunir más de un millón de piezas, muchas de las cuales exhibe gratuitamente en su casa, convertida en el Museo Antiguo del Juguete, en el centro de Ciudad de México.

En la popular colonia de La Obrera, este arquitecto de 64 años, con estudios en Londres y Tokio, convirtió hace un año una antigua casona propiedad de su familia en un museo donde pueden contemplarse más de 10.000 juguetes de los siglos XIX y XX, explicó a Efe Shimizu. Estos forman parte de las más de un millón de piezas que logró reunir en los últimos cincuenta años, desde que era niño, cuando sus padres se dedicaban a la venta de comida y de juguetes que traían de Japón.

Shimizu dijo que las piezas proceden tanto de regalos como de adquisiciones propias tras visitar durante años antiguos almacenes y mercados, donde se ha dejado una fortuna que no quiere cuantificar.

La estrella del museo

Una de las estrellas de este museo, ubicado en dos pisos de un edificio de cinco y que fue usado por sus padres como casa y almacén, es un circo de pulgas milimétricas, hechas de papel que simulaban "el mejor espectáculo del mundo", dice.

Aviones, locomotoras, barcos, muñecas, robots, pistolas, relojes, carritos y peluches forman parte del acervo que Shimizu sacó a la luz sin ayudas públicas ni privadas.

Su anhelo es demostrar que "hay una historia en cada juguete y que los viejos juguetes eran creativos y fueron pensados para fomentar la sociabilidad entre los menores", manifestó. Sin embargo, Shimizu no tiene pasión alguna por los juguetes electrónicos, tan de moda en los últimos años, porque considera que convierten a los niños en "jugadores solitarios".

Este arquitecto pretende que a todos, niños y mayores, les vuelvan "las ganas de jugar" y a ese fin ha dirigido las cuatro diferentes salas que integran el museo.

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