Pagan a partir de 300 euros, sólo los que disfruten de contrato fijo, tengan papeles para probar que viven aquí desde hace cinco años y... ¡firmen con aval! No digo yo que estos jóvenes no se lo merezcan, que también, pero, desde luego, no parece que sean los más necesitados. Es como la ayuda esa que da el Gobierno únicamente para las madres que trabajan fuera de casa. ¿Y las otras, que ni siquiera tenían un sueldo antes del parto?

Seguro que desde la Administración justifican estos requisito porque los jóvenes que no tienen trabajo estable pueden luego dar problemas por no pagar el alquiler. Razón de más para echarles una mano y, en un momento dado, encontrarles un empleo en lo que sea. Y si el moroso se niega a dar el callo, entonces sí que se le puede echar del piso subvencionado. El año pasado se beneficiaron de esta bolsa de alquiler 173 alicantinos.

Que sean más.