Pedro es un niño de tres años que vive con sus tíos Raúl y Ana desde su nacimiento en la localidad de La Pedraja de Portillo, ubicada a unos 25 kilómetros de la capital, debido a que sus padres biológicos no podían cuidarlo.
El martes, la Junta de Castilla y León les comunicó que tenían que entregar al niño a sus padres biológicos esta semana, a lo que se opusieron rotundamente al considerar que «la madre no se encuentra en las condiciones adecuadas para cuidar del pequeño».
La Junta señaló ayer que «lo primero es proteger los derechos del menor» y decidió que se llevarán a cabo una serie de informes periódicos, pero advirtió de que en el plazo de «algunos meses» el niño deberá volver con sus padres biológicos.
Raúl y Ana señalaron a 20 minutos que la madre de Pedro necesita más tiempo para rehabilitarse y que notan que el pequeño, que la ve los fines de semana, tiene un cierto «rechazo» a ir con ella.
«Pedro sufre cambios bruscos de humor cuando tiene que ir con su madre y no va de buena gana con ella», explicó Ana.
Raúl también explicó que no quiere quedarse con Pedro, «sólo que viva en las mejores condiciones posibles» y resaltó que la recuperación de la madre de Pedro es «progresiva» y que necesita algo más que algunos meses.
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