La celda de las liberadas es como un espacio intermedio entre la muerte y la vida, entre el ayer y el mañana, entre el interior y el exterior, entre el todo y la nada». Por eso se llama La Esclusa. La celda en que la actriz Maica Barroso vive esta historia está entre la calle y la cárcel. Porque está muy cerca de recuperar la libertad, tras cumplir 16 años. Es el punto de partida de la obra La Esclusa, que la compañía andaluza Devenir representa hasta el domingo en el Teatro Central. La directora francesa Sylvie Nys adapta la obra homónima de su paisano Michel Azama, «uno de los autores contemporáneos de teatro imprescindibles en la programación de las salas», según el director del Central, Manuel Llanes. Teatro político y poético en clave de monólogo para contar la situación de esta mujer que siente un gran miedo e incertidumbre ante lo que le espera tras las rejas. El público vivirá con ella esa última madrugada, que se desarrolla entre el humor (se ríe a veces de sí misma) y la desesperación. «La obra incide en el aspecto de la reinserción. Habla de un reducto de personas que están ahí, que existen. Por eso quise ponerme en la piel de esta mujer que sufre, que vive, que siente, que espera... El personaje me hizo más humana», dice Maica Barroso.

* Sala B. Teatro Central. Avda. José de Gálvez, 6. A las 20 horas. Hasta el domingo. 13 euros.

Trabajando la soledad

La protagonista destaca que La Esclusa «es un texto lleno de poesía. Frases como Imaginar el amor me duele más que su ausencia me ponen los pelos de punta al decirlas.

Además admite que, al estar la obra planteada como un monólogo, lo que más le ha costado ha sido «trabajar la soledad, imaginar a esa reclusa sola, dentro y fuera de la cárcel».