Las demandas entre inquilinos de un mismo edificio fueron las más frecuentes durante el año pasado y supusieron nada menos que el 55% del total de los 335 expedientes sancionadores sobre contaminación acústica tramitados por el Consistorio. El aumento es notable con respecto a 2006, cuando las denuncias entre los habitantes de una misma comunidad (unas 122) supusieron el 38,2% de las demandas de ruido.
Por primera vez en la ciudad no son los negocios de hostelería los responsables del mayor número de expedientes sancionadores por exceso de decibelios. De hecho, en tan sólo un año el número de quejas ha pasado de 139 a 107.
A otro barrio
Lo constata Sara Díaz, que vive en la calle Marqués de San Esteban, en plena zona de copas. «No te enteras de que hay bares, el problema es la gente por la calle».
Cuando cambian de bar, cierran o simplemente se van a casa, los jóvenes que hasta ese momento estaban en los locales salen a la calle «y arman jaleo» Y a ellos es difícil de controlarlos. Tanto que Sara ha decidido cambiarse «a una zona más tranquila» y eso que estaba encantada en su barrio.
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