Según Alberto Saco, sociólogo de la Universidad de Vigo, «las mujeres mayores son cada vez más diferentes. No están tan orientadas a la familia. Lo que antes era una obligación para ellas ahora ya no lo es», explica.

Las abuelas llegan con mejor salud y más ánimo a los 65, y tienen muy claro que quieren aprovechar su jubilación para el ocio personal, solas o acompañadas por su pareja.

«Antes, las parejas emigraban y dejaban a sus pequeños con los abuelos, que eran los que los criaban. Tenía que ser así. Pero si todos vivían aquí, eran las madres las que se ocupaban de los pequeños. Ahora los dos padres trabajan y son las abuelas las que tienen que madrugar para llevar los niños al cole, darles de comer... y es normal que se cansen», asegura Saco.

Más de 4 horas diarias

El 50 por ciento de las abuelas cuidan de sus nietos más de cuatro horas al día, normalmente por las tardes, y el 90 por ciento no cobran por ello. Aunque para el 82 por ciento de las yayas es un placer cuidar de los retoños, aproximadamente el 60 por ciento dice que preferiría que lo hiciesen los padres.

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Ir al cole y hacer los deberes

Pero el cuidado de los pequeños no sólo significa estar con ellos en casa. Entre las tareas que deben hacer las abuelas también está llevar a los niños al colegio o a la guardería y recogerlos a la salida. Ayudarles a hacer los deberes también está al orden del día. El 82 por ciento de la abuelas dice que es un placer cuidar a los nietos y tan sólo el 9 por ciento lo considera una obligación.

Felisa Coimbra. cuida de todos sus nietos

«Prefiero que se queden conmigo»

Felisa soporta a diario una gran carga de trabajo. Todos los días tiene que cuidar de sus nietos, de entre cinco meses y diez años, porque sus hijos trabajan, pero asegura estar encantada, pese a que son muchos y le quitan muchas horas. «De 10.00 a 12.00 me quedo con uno. A las 12.30 recojo a tres en dos colegios diferentes y hasta las 15.00 horas me encargo de cuatro. Después, de 17.30 a 19.00, quedan a mi cuidado tres nietos», cuenta, orgullosa, Felisa. Reconoce que los niños dan un poco la lata porque son pequeños, pero está muy satisfecha de cuidar de los nietos. «Podrían comer en el colegio y no tendría que atenderlos, pero yo no quiero. Prefiero que se queden conmigo», explica.

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