
Las habilidades a la hora de comunicarse forman parte de las llamadas “competencias del siglo XXI”. Sin embargo, según un informe de Adecco, tres de cada cuatro personas padece glosofobia, un sentimiento de ansiedad y nerviosismo a la hora de hablar en público que puede afectar negativamente a su carrera profesional.
Los expertos señalan que las destrezas en comunicación son imprescindibles para superar una entrevista de trabajo, obtener financiación para un proyecto o cualquier labor comercial, facetas en las que el manejo de estas competencias condicionará la imagen que se ofrece y permitrá transmitir entusiasmo, seguridad y dominio de los contenidos a tratar.
Existen una serie de técnicas, ejercicios y recursos para superar estos miedos, que van desde el control de la voz y el lenguaje corporal hasta la correcta planificación de las intervenciones para garantizar la sensación de seguridad. Y así lo pone de manifiesto IMF Business School, que ha llevado a cabo cursos, dirigidos a profesionales, para ofrecer un buen discurso.
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Oratoria
La forma en la que se transmite una idea condiciona el interés que despierta, de ahí la importancia de cuidar el tono, la pronunciación y el volumen. Elementos como la claridad, el orden, el entusiasmo y la persuasión definen la manera de hablar, por la que se juzgará, aceptará o rechazará al locutor. -
El mensaje
Hay que conocer y concretar el contenido a comunicar para tratar de utilizar mensajes simples que ayuden al interlocutor a asimilar rápidamente y recordar con facilidad los mensajes. Para ello, será necesario tener en cuenta la audiencia a la que irán dirigidos. -
La audiencia
Conocer al receptor del mensaje nos permite construir un contenido adaptado a sus necesidades e intereses. También se aconseja evitar dirigirse siempre al mismo sector del público, habitualmente el situado justo en frente, y proyectar la voz e intentar mantener contacto visual también con los que se sitúan a los lados. -
Lenguaje corporal
Los gestos, movimientos y posturas (e incluso los silencios) pueden revelar tanta información como las palabras, ya que transmiten estados de ánimo, sentimientos e intenciones. Se puede conseguir que el cuerpo transmita lo mismo que las palabras y, para ello, lo mejor es ensayar delante de un espejo, para localizar los tics y tratar de evitarlos. -
Confianza
Todos cometemos errores que, en ocasiones, sólo perciben los locutores y pasan desapercibidos para la audiencia. Se puede corregirlos y mejorar, pero sin caer en el exceso de autocrítica y la obsesión con uno mismo, señalan desde el IMF.
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