El Obispado de Girona tiene, desde este lunes, a un exorcista en la diócesis. El obispo Francesc Pardo ha dado el cargo al rector de Roses y Palau-saverdera, el cura Josep Puig Bofill. Lo hace cumpliendo la directiva del Vaticano que pide que cada diócesis tenga a un exorcista.

Como la de Girona no tenía, de hecho, nunca ha habido ningún exorcista oficial, el obispo ha creado esta figura dando cumplimiento al deseo del Papa Francisco.

El nuevo exorcista de la diócesis fue ordenado en el año 1984 y además de llevar las dos parroquias del Alt Empordà también es conciliario diocesano de Vida Creciente, arcipreste del Alt Empordà Marina y miembro del colegio de consultores.

El suyo es parte del paquete de nombramientos que Pardo ha firmado este lunes, entre los que también se encuentra el del nuevo vicario judicial de la diócesis. El Obispado de Vic también ha nombrado hace pocos días al exorcista de la diócesis.

El Papa Francisco nació hace 81 años en Buenos Aires (Argentina) donde las posesiones demoníacas y los exorcismos están más presentes entre las creencias populares. Con su decisión, el Papa también quiere dejar constancia de la existencia del mal (en contraposición al bien y a la generosidad de la religión católica).

El nombramiento del rector de Roses y Palau-saverdera como exorcista entrará en vigor en septiembre. Como también lo harán el resto de los que ha designado este lunes el obispo Pardo, que incluye nuevas funciones para 12 curas de la diócesis.

La excepción, no obstante, es el nombramiento del nuevo vicario judicial (que ya se hizo efectivo el pasado 16 de julio). El obispo ha nombrado a mosén Pere Bellvert i Morente (que ha ejercido la responsabilidad desde 2005) y que pasa a ser juez diocesano.

El obispo de Girona también ha nombrado al nuevo delegado episcopal para el Servicio de Orientación Vocacional y a dos nuevos profesores del Institut Superior de Ciències Religioses de Girona. En septiembre, también habrá cuatro jubilaciones de rectores de la diócesis.