La pasión romana de Henryk Dabrowski y Lázaro Galdiano

  • Una exposición recoge las dos visiones de Roma del arquitecto polaco y el coleccionista español.
  • Puede visitarse hasta el 9 de septiembre en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid. 
Henryk Dąbrowski. Plaza Navona, 1965. Lápiz, tinta, tiza y aguada. Madrid, Izabella Godlewska de Aranda
Henryk Dąbrowski. Plaza Navona, 1965. Lápiz, tinta, tiza y aguada. Madrid, Izabella Godlewska de Aranda
HENRYK DABROWSKI
Henryk Dąbrowski. Plaza Navona, 1965. Lápiz, tinta, tiza y aguada. Madrid, Izabella Godlewska de Aranda

La llamada ciudad eterna y dos hermosas maneras de acercarse a ella. Por un lado, la del artista y arquitecto polaco Henryk Dabrowski (1927-2006), y por otro, la del coleccionista español José Lázaro (1862-1947). Ambos fueron unos apasionados de su majestuosidad y de su encanto repleto de historia y juntos dan forma a la exposición Vistas de Roma. Henryk Dabrowski y la Colección Lázaro, que puede verse en el museo madrileño hasta el 9 de septiembre.

"Hablamos de un invitado de honor del museo. Dos visiones distintas de Roma, una de un arquitecto que dibuja con destreza los lugares que adora y otra de un coleccionista que ama la Roma clásica y el arte de aquella ciudad histórica", comenta Carmen Espinosa, comisaria de la muestra.

Dabrowski, que fue profesor de la Universidad Tecnológica de Varsovia, destacó como dibujante gracias a su dominio de la perspectiva y a la monumentalidad de sus obras, realizadas a lápiz, carboncillo o tinta con toques de tiza o acuarela. Su juego de luces y sombras y sus atmósferas envolventes le valieron el sobrenombre de 'el Piranesi polaco'.

"Era un maestro del dibujo. Por cada centímetro cuadrado hay trazos de tinta mínimos, construyendo magníficas vistas que atrapan al espectador con su atmósfera", explica Espinosa.

Dabrowski fue un viajero empedernido. Recorrió Francia, Bulgaria, Escocia, Austria, Rusia... y entre 1963 y 1967 visitó varias ciudades italianas: Venecia, Padua, Mantua, Verona, Milán, Turín, Bolonia, Florencia, Perugia y, como no, Roma.

En algunas ocasiones, el autor reproduce fielmente los detalles arquitectónicos –ya sea de la Piazza Navona, la fachada de Santa Agnese o la Piazza di Spagna–; otras veces prefiere sintetizarlos o dejarlos inacabados, o bien incorpora elementos no construidos que figuraban en los proyectos originales – es el caso de la columnata que, según el diseño de Bramante, debía rodear al Templete de San Pietro in Montorio–.

Aunque Dabrowski expuso sus dibujos en numerosas ciudadades a lo largo de su vida, ésta será la primera vez que se contemplen en España. Del más de un millar que integran su colección se han seleccionado para esta exposición once vistas de Roma: ocho pertenecen a coleccionistas madrileños y tres proceden de la colección personal del arquitecto que gestiona su sobrino en Varsovia.

Por su parte, Lázaro Galdiano también fue un asiduo visitante de Roma. Allí visitó museos, compró obras de arte para su colección e, incluso, fue la ciudad elegida para su boda. Fue tal su devoción que en su obra se encuentran cerca de 200 obras relacionadas con ella. Para la ocasión se han seleccionado aquellas que tienen más nexos comunes con la obras del polaco: entre las que destacan la Medalla de Pío VII de Giussepe Bianchi con una vista de la Piazza del Popolo de Roma fundida en 1823, el Arco di Settimio Severo, aguafuerte de Piranesi realizada en 1759; varios dibujos de Valentín Carderera del siglo XIX o la aguada de la Piazza Colonna del siglo XVIII.

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