Un tribunal de Chile condenó este martes a nueve exmilitares por el asesinato del cantante y activista político chileno Víctor Jara, ocurrido el 16 de septiembre de 1973, en los días del golpe de Estado perpetrado por Augusto Pinochet.

El fallo sentencia además a los exmiembros del Ejército de Chile por el asesinato del entonces director general del Servicio de Prisiones, Littré Abraham Quiroga, según confirmó el Poder Judicial en un comunicado publicado en su página web.

El tribunal condena a penas de 15 años y un día a Hugo Sánchez Marmonti, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana, Hernán Chacón Soto y Patricio Vásquez Donoso, en calidad de autores de los homicidios, y a tres años como autores del delito de secuestro simple de ambas víctimas.

Asimismo, Rolando Melo Silva deberá cumplir cinco años y un día de cárcel como encubridor de los homicidios, y 61 días como encubridor de los secuestros.

Por otra parte, condena al Estado chileno a pagar casi 1.370 millones de pesos chilenos (alrededor de 1,8 millones de euros) a los familiares de las víctimas en concepto de indemnización.

Durante el golpe de Estado encabezado por el general Pinochet contra el presidente Salvador Allende, ocurrido el 11 de septiembre de 1973, Jara fue detenido junto a otros profesores y alumnos, y trasladado al Estadio Chile —que actualmente lleva su nombre—, donde los arrestados fueron torturados repetidamente por los militares.

El 15 de septiembre, todos los detenidos que se encontraban en ese recinto fueron trasladados al Estadio Nacional, pero los militares dejaron a Jara y Quiroga en el lugar, donde fueron asesinados.

A Jara, a quien los militares le habían triturado los dedos con las culatas de sus fusiles, le dispararon 44 veces, mientras que Quiroga recibió 23 impactos de bala.

Acto seguido, los cuerpos de Jara y Quiroga fueron sacados del Estadio Chile y abandonados en la vía pública, junto a los cadáveres de otras personas de identidad desconocida, asesinadas igualmente a balazos.

Todos ellos fueron encontrados el 16 de septiembre de 1973 por vecinos de las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, en la capital chilena, en un terreno baldío cercano a la línea férrea. Al limpiarles sus rostros, reconocieron al artista y al entonces director de prisiones.

Durante la dictadura de Pinochet, según datos oficiales, unos 3.200 chilenos murieron a manos de agentes del Estado, de los que 1.192 figuran aún como detenidos desaparecidos, y otros 33.000 fueron torturados y encarcelados por causas políticas.