Los 25 cocineros que acudieron como representación dejaron sin habla a los comensales, pues conversar significa perder bocado. No hubo problemas, pues desde primera hora de la mañana los artistas se afanaron en elaborar 25.000 tapas con los mejores productos.

«Venimos muy preparados y con la mejor calidad, eso, a medio plazo, se tiene que notar en el número de madrileños que nos visiten, sobre todo ahora que está el AVE», explicó a Ical Jesús Ramiro, del único restaurante de la capital con una estrella Michelín.

Por si los fríos, calientes, los guisos y los postres no hubieran bastado, regaron el gaznate con vinos de Emilio Moro, Pesquera y Senda de los Olivos. El verdejo lo puso Monasterio de Palazuelos y el rosado Valdemoya.

Gusto no faltó y pasta tampoco, ya que fueron dos bodegueros de la región quienes aflojaron el bolsillo para hacerse con las trufas que salieron a subasta. Pagaron 10.600 e.