El Gobierno de Sánchez sigue con su política de gestos hacia Cataluña, en un intento por abrir canales de diálogo, recuperar las relaciones institucionales y rebajar la tensión con la Generalitat. La portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, insistió este viernes, tras el Consejo de Ministros, en que el plan pasa por la "normalización democrática", y evitó reprochar a Quim Torra sus últimos movimientos y declaraciones.
El president catalán anunció este viernes que, finalmente, asistirá a la inauguración de los Juegos del Mediterráneo en Tarragona, acto en el que acompañará al presidente Sánchez y a Felipe VI. Sin embargo, subrayó que, a partir de ahora, no irá a ningún acto convocado por el jefe del Estado ni le invitarán a actos institucionales de la Generalitat. Las "fotos" con el rey, agregó, no le interesan.
A preguntas de los periodistas, el Gobierno central prefirió obviar esas declaraciones y centrarse en el largo plazo. Celaá subrayó que el "empeño" es "normalizar, evitar tensiones". Y agregó que, por eso mismo, la parte "más fuerte", el Estado, "debe tender la mano". "Nos vamos a mantener en ese tono de distensión (...), con el diálogo en una mano y la Constitución en otra"; subrayó.
Lo que sí hizo Celaá fue defender al rey, a quien Torra había reprochado con dureza su papel durante el 1-O, con un discurso "que dio cobertura y apoyo a la represión". La portavoz replicó que el monarca "cumplió con su obligación" y avisó de que "si la Generalitat no quiere invitar al rey" en actos futuros, el problema no será para el rey, sino para Cataluña, porque significatá que "la Generalitat no representa a la totalidad de Cataluña".
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