Un inventor diseña un mango para evitarles problemas de espalda a los obreros

  • El aparato es un mango que, sujeto a palas, escobas o rastrillos, horcas permite trabajar con ellas sin necesidad de agachar la espalda.
  • Un empresa guipuzcoana ha adquirido la idea, de la que producirá 50.000 unidades a lo largo de este año.
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Javier Sánchez utiliza un rastrillo modificado con su invento.
Javier Sánchez utiliza un rastrillo modificado con su invento.
20MINUTOS.ES
Javier Sánchez utiliza un rastrillo modificado con su invento.

Javier Sánchez es un inventor de Los Cortijos que está viendo como durante estos días se está convirtiendo uno de sus sueños en realidad, después de que Ederra, una empresa guipuzcoana, comprara su idea.

El invento de Sánchez es Supermang, un mango que aplicado a elementos como una pala, un rastrillo o una horca permite trabajar con ellos sin tener que agacharse ni que forzar la espalda.

Es un invento que entronca directamente con toda una tradición española basada en ese método de 'unir un palo a cosas' y que tan buena fórmula ha dado en casos concretos como el chupachups (a un caramelo) o la fregona (a una bayeta).

"De baja por la espalda"

Hay que destacar que Javier Sánchez no es ningún ingeniero sino un obrero que ha vivido en su propio cuerpo el sufrimiento de trabajar con las herramientas."Estoy de baja por la espalda", argumentó el inventor cuando se puso en contacto con él 20minutos.es.

Sánchez explicó que su relación con la empresa guipuzcoana surgió cuando le pidió piezas para fabricar en su casa el mango, que desde hace un año aproximadamente vende en ferreterías de la provincia y en ferias de toda España.

De este modo, Sánchez le ha confiado a Ederra una exclusiva de fabricación, con la que realizarán 50.000 unidades sólo este año y que estarán en el mercado a un precio inferior a 20 euros.

Hay que tener en cuenta que el mago se ajusta a herramientas que como la pala son necesarias para todas las obras o los rastrillos que utiliza cualquier jardinero.

De hecho, Sánchez destacó que un obrero puede dar hasta mil paladas para cargar una hormigonera, con lo que conlleva de agachar y levantar la espalda.

Siglos sin cambiar

Por otra parte, Sánchez destaca que "aunque su invento pueda parecer tonto no es así", porque conlleva toda una serie de estudios destinados a mejorar su forma de sujección y agarre a las herramientas.

Otro aspecto a destacar es el hecho de que se ajusta a instrumentos que llevan siglos o incluso milenios sin modificarse en su forma de usarse, a pesar del daño y los dolores que esto conlleva.

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