Estuvo en Madrid para presentar su última película. No sabe lo que es un peine, ni le importa. Su imagen de loco con gafas oscuras marca estilo, y es que Tim Burton, que estuvo ayer en Madrid, es uno de los directores con más personalidad de Hollywood.

Autor de Eduardo Manostijeras, Bitelchus, La novia cadáver y Charlie y la fábrica de chocolate, a sus 49 años acaba de ganar el Globo de Oro a la mejor película musical con su última puesta en escena: Sweeny Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet, que se estrenará el próximo 15 de febrero.

Sólo él podía atreverse a llevar a la gran pantalla un musical de terror, animando a dar el do de pecho a estrellas como su actor fetiche, Johnny Depp («Es emocionante verle superar los desafíos e intentar algo diferente cada vez», dijo de él), y Helena Bonham Carter, su nueva musa, a la que el cineasta conoció en el remake de El planeta de los simios y que es ahora su mujer y la madre de sus dos hijos.

El director, que se crió cerca de un cementerio, donde solía jugar, algo que cree que le ha marcado, reconoció que ser padre «te da una clase de responsabilidad diferente que no tienes antes».