El vecino de Ramiro que apuñaló a su primo niega que tratara de matarle y alega que solo quería que "meterle miedo"

  • El vecino de Ramiro (Valladolid) F.M.G, quien en agosto de 2017 clavó a su primo, R.H.M, un cuchillo tipo militar a la altura del abdomen en plena calle, tras un cruce de palabras entre ambos, ha asegurado este martes que su intención nunca fue la de matar a su familiar sino simplemente "meterle miedo" para que se marchara del lugar y le dejara en paz.
El acusado, durante el juicio en la Audiencia de Valladolid.
El acusado, durante el juicio en la Audiencia de Valladolid.
EUROPA PRESS
El acusado, durante el juicio en la Audiencia de Valladolid.

El procesado, quien ha ocupado el banquillo de la Audiencia de Valladolid en la primera sesión del juicio, ha explicado, tan sólo a preguntas de su letrado y del presidente del tribunal, que sobre las 23.00 horas del 5 de agosto de 2017 se hallaba sentado frente a la puerta de su casa cuando pasaron por allí, en dirección a su vivienda, muy próxima a la suya, el lesionado, la esposa de éste y una hija de ambos de 3 años.

"Dije unas palabras al aire", ha indicado F.M.G, quien, en declaraciones recogidas por Europa Press, añade que fue entonces cuando su primo se arrancó hacia él y en ese momento el acusado sacó un cuchillo tipo militar, de 14 centímetros de hoja, que según alega llevaba siempre encima para defenderse de posibles alimañas durante sus paseos en el pinar y lo blandió contra su contendiente tan sólo para "meterle miedo" y lograr que se marchara.

"En el forcejeo se le clavó el cuchillo. Yo no tenía intención de matarle", insiste el encausado, quien reconoce la existencia de una cierta enemistad con el lesionado y su familia. "Querían que me suicidara", ha espetado F.M.G. para sorpresa de todos.

TIENE "FIJACIÓN"

La víctima del apuñalamiento, R.H.M, ha enmarcado lo ocurrido en la "fijación" que el acusado tiene con él y su familia, la misma inquina que ya en 2015 le llevó a agredir a su padre y la razón por la que esa misma noche, sin motivo alguno, comenzó a proferir amenazas e insultos contra él, su esposa y su hija del tipo "voy a matar a alguien", "hijos de puta" o "puta".

"Hasta entonces no se había metido nunca con mi mujer, pero esa noche lo hizo y me dirigí hacia él nervioso y levanté la voz para pedirle explicaciones", reconoce el lesionado, que tan sólo se dirigió a su primo en los siguientes términos: "¡Pero de qué vas!"

Tras el intercambio de palabras, el acusado se abalanzó sobre la víctima y fue entonces cuando ésta sintió un fuerte golpe, como si fuera un puñetazo, y cayó de espaldas al suelo. Fue al levantarse cuando se percató de que tenía clavado un cuchillo en la boca del estómago, tras lo cual sólo pudo pedir a su esposa que llamara corriendo al 112 para recibir asistencia.

La mujer del herido, R.T.O, ha corroborado la versión del anterior y ha recordado aún horrorizada las amenazas que el agresor dirigió contra su familia aquella noche cuando se disponían a entrar en casa tras haber estado en una fiesta de cumpleaños en Ramiro.

VARIAS HORAS CON EL CUCHILLO CLAVADO

"Oí una voz terrorífica, una voz que daba pánico", relata con angustia la testigo, quien, por aquel entonces embarazada de ocho meses y medio, recuerda que llamó pidiendo auxilio al 112 y recibió distintas recomendaciones para asistir al herido, entre ellas que no extrajera el cuchillo de su cuerpo y que taponara la herida con toallas.

Este escenario, el lesionado tumbado en el sofá de casa con el arma aún clavada en el abdomen y ella al teléfono en conversación con el 112, es el que se encontró la pareja de la Guardia Civil que acudió al domicilio de la víctima y que minutos después detuvo al autor, sin que éste ofreciera la menor resistencia y quien reconoció de forma espontánea que había apuñalado a su primo tras una discusión.

Los agentes han apuntado que la ambulancia no llegó antes de unos tres cuartos de horas, "ya que había fiestas en algún pueblo cercano", y que la intervención quirúrgica del lesionado en el Hospital Comarcal de Medina del Campo no se llevó a efecto hasta casi tres horas después, periodo en el que la víctima tuvo en todo momento el arma clavada en su cuerpo.

El juicio prosigue este miércoles. La acusación pública, con carácter provisional, considera que los hechos son constitutivos de un delito de tentativa de homicidio en el que concurren la eximente incompleta de anomalía psíquica del condenado y la agravante de abuso de superioridad, por lo que solicita cuatro años de privación de libertad-la acusación particular pide cinco-y además, como medida de seguridad, su internamiento psiquiátrico por espacio de ocho años, que el acusador particular eleva a diez.

Además, las acusaciones pública y particular plantean también la prohibición de aproximarse o comunicar con la víctima por espacio de nueve y diez años, respectivamente, junto con el abono en favor de la víctima, por el mismo orden, de indemnizaciones por importe de 10.600 y 11.336 euros.

LA DEFENSA PIDE LIBERTAD VIGILADA

Frente a ellos, la defensa del procesado tipifica los hechos como un delito de lesiones, con la eximente incompleta de anomalía psíquica, y conforme a ello solicita un fallo absolutorio respecto del delito de tentativa de homicidio y la imposición, como medida de seguridad, de cinco años de libertad vigilada y la privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante el mismo periodo.

El acusado, al que se había impuesto en sentencia firme en 2015 una medida de libertad vigilada durante cinco años por delito de lesiones, padecía un trastorno por ideas delirantes que disminuyó mucho sus facultades intelectivas y volitivas en el momento de ocurrir los hechos.

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