El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Gerardo Pisarello, ha asegurado hoy que el lazo amarillo continuará en el balcón del consistorio porque expresa un rechazo a algo que no es cuestión de independentistas y es "ampliamente compartido por los barceloneses".

"Es producto de un acuerdo muy amplio de la junta de portavoces y representa un sentimiento que comparten más del 80 % de los barceloneses, que es que no tiene sentido que haya personas independentistas encarceladas y lo que hace falta son soluciones políticas", ha afirmado el primer teniente de alcalde.

Con estas declaraciones a los medios, Pisarello ha respondido a las renovadas demandas de Cs, PSC y PP de que el lazo amarillo sea retirado definitivamente, tras los momentos de tensión registrados ayer al final hubo de una manifestación por la unidad de España y contra el presidente de la Generalitat, Quim Torra, que concluyó en la plaza Sant Jaume.

Algunos manifestantes, grupos ultra según Pisarello, se abalanzaron hacia la entrada del Ayuntamiento, desmontando algunas de las vallas del perímetro de seguridad para exigir la retirada del símbolo cuando personal técnico estaba restituyendo el lazo que el viento había estropeado, según el concejal.

Pisarello ha insistido en que la retirada del lazo amarillo fue "una decisión técnica" y ha subrayado que "fueron 10 minutos e inmediatamente se ordenó restituirlo".

La líder de Cs en Barcelona, Carina Mejías, ha afirmado este lunes mediante un comunicado que su partido volverá a pedir la retirada del lazo amarillo del balcón del Ayuntamiento porque "es un símbolo partidista".

Tras los acontecimientos de este domingo en la plaza Sant Jaume durante una manifestación unionista, donde un grupo exigió la retirada del lazo que colgaba de la fachada principal, la concejal ha señalado que las instituciones "son de todos y en ellas solo debe haber símbolos que representen a todos, y el Ayuntamiento no es una excepción".

Mejías ha justificado la decisión de su partido alegando que "en una situación de fractura social como la que hoy sufre la sociedad catalana, Cs quiere evitar cualquier motivo para crear más tensión".

Asimismo, ha añadido que desde Cs "siempre ha condenado todo tipo de violencia, venga de donde venga", y ha dicho que son los partidos y entidades -separatistas, según la concejal- los que se han negado a hacerlo, y ha citado como ejemplo que no condenaran los ataques sufridos en la sede de Cs en Barcelona y en la casa particular de un concejal de su formación en Sitges (Barcelona).

"La diferencia entre la ultraderecha excluyente nacionalista española y catalana, es que la catalana está representada por el presidente de la Generalitat y la española no tiene representación ni en el Parlament ni en el Congreso", ha concluido.

La portavoz de ERC, Marta Vilalta, ha defendido este lunes la presencia de lazos, cruces y en general simbología amarilla en las calles de Catalunya en solidaridad con los presos soberanistas y ha concluido: "El espacio público no tiene que ser neutro, tiene que ser plural".

Lo ha dicho en rueda de prensa tras la reunión de la dirección del partido, después de que en la última semana se hayan registrado varios incidentes en espacios públicos como playas, pero también en el Parlament, con la simbología amarilla como origen de la controversia.

Vilalta ha defendido la presencia de lazos amarillos alegando que existe un retroceso evidente en el respeto del Estado por los derechos y las libertades, y ha criticado "las intimidaciones y agresiones" contra personas que han hecho actos de protesta a favor de los presos.

La portavoz republicana ha cargado contra Cs por "quejarse siempre de los lazos amarillos pero olvidarse siempre de condenar las agresiones", y ha asegurado que ERC siempre trabajará para que todo el mundo exprese su voz, estén de acuerdo o no con los posicionamientos de cada cual.

"En el espacio público se tiene que poder expresar todo el mundo. Siempre desde el respeto y la convivencia. Ya basta de tapar actitudes fascistas con falsos debates", ha zanjado Vilalta, que considera que se atacan los lazos amarillos para no denunciar a aquellos que los quitan o los menosprecian.