Luis, moreno, treintañero y policía biólogo de vocación. Así es el Grissom coruñés, poco que ver que el de ficción. Lo único que se sabe que tiene en común con el introvertido protagonista de CSI Las Vegas es que ambos saben cómo identificar a un delincuente por su rastro de ADN.

Lo que se desconoce de Hombreiro, Luis Hombreiro, es si le hace tilín alguna Sara de la oficina o si también es un amante de los insectos y sus costumbres.

En cualquier caso, el jefe del flamante laboratorio biológico estrenado por la Policía Nacional sí admite que CSI no es todo fantasía. «Utiliza técnicas y procedimientos reales, lo que no es real son los tiempos», apuntilla. Pero se pone en el papel del guionista y asume como irremediable que una televisiva prueba de ADN esté lista en un día o menos.

En la realidad, con menos de 72 horas no se sabe nada de nada. Tres días que serán como un segundo para una Policía Nacional acostumbrada a tener que depender de Madrid para cualquier prueba biológica y a asumir esperas medias de dos meses, cuando no de cinco.

Tras una inversión de casi un millón de euros en unos aparatos de lo más moderno que hay en el mercado (la nevera para fluidos se llama Matrix, nada menos), el laboratorio coruñés, que puede analizar el ADN de 30 sospechosos al día, dará servicio a Galicia, Asturias, Cantabria y parte de Castilla y León.

Un reto que asumen cinco expertos que antes de final de año se convertirán en diez. Eso sí, estos chicos no harán de todo: lo suyo son las muestras biológicas, pero sólo en el laboratorio. Para recogerlas en el lugar de un crimen están otros diez agentes de la Policía Científica.

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