Muchos médicos sevillanos de atención primaria tienen la sensación de estar más pendientes de la pantalla de su ordenador que del paciente en las consultas.

La implantación, hace tres años, del programa Diraya en los centros de salud de toda Andalucía está causando auténticos quebraderos de cabeza entre los facultativos.

El presidente de atención primaria en el Sindicato Médico de Sevilla (SMS), Miguel Barragán, indica que el sistema informático «sigue y seguirá fallando, ya que lo pusieron a funcionar antes de tiempo». Por ello, considera lamentable que se pare o tenga fallos casi a diario. «Esto nos obliga a pasar la consulta a mano», lo que provoca que los pacientes tengan que esperar más tiempo de lo necesario, se queja este médico de familia. Ante esta situación, el sindicato reclamó hace poco a la Junta que «se mejore definitivamente el sistema» y, si no es posible, «se elimine o busque algo mejor».

Falta de formación

La Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria también opina en esta línea. Su presidente, Manuel Lubián, se inclina por incorporar mejoras para hacer el sistema «rápido, ágil y que permita una exploración correcta del paciente».

La falta de formación que ha recibido el personal para manejar Diraya es, en opinión de Lubián, otro punto negro. En este sentido, asegura que los médicos han sido totalmente autodidactas; no obstante, destaca la gran ventaja que representa contar con toda la información centralizada y ordenada de cada usuario.

Salud, por su parte, mantiene que el objetivo de Diraya es liberar al médico de tareas administrativas, aunque reconoce que su implantación es complicada.

«Tiene días terribles»

Según la portavoz de la Plataforma 10 Minutos, María González Uceda, los médicos necesitan que Diraya funcione para poder ver las historias clínicas y no cometer errores.

Este programa «a veces hace que ganemos tiempo para el paciente y otras hace que tengamos que emplear tiempo en el ordenador. Va a rachas. Tiene días terribles», detalla González . Por su parte, la presidenta de la asociación Defensor del Paciente, Carmen Flores, afirma que estas situaciones están deteriorando la relación médico-paciente.