No es la sucesora de Sara Carbonero ni de otras reporteras guapas que llegaron por detrás. Se llama Lucía Villalón y merece reconocimiento propio por su labor como periodista deportiva.

Vive a caballo entre Madrid y Barcelona donde los fines de semana hace jornadas maratonianas en beIN Sports hablando de lo que más le gusta: el fútbol. Y si fuera curlin le pondría la misma pasión porque los deportes le encantan (y los practica) desde que era chiquitita.

En casa, en su Santander natal, sus padres la motivaron a ella y sus dos hermanos (María y Borja), a que hicieran de todo. Se le resiste montar en bicicleta y verse a sí misma en televisión porque es tremendamente perfeccionista.

También una fuente inagotable de amor absoluto con los que la rodean. Entre ellos, Paco, su precioso labrador y uno de los que no la dejó tirada cuando estuvo apunto de morirse por un colapso en un pulmón.

Una etapa horrible en la vida de la periodista de la que habla con total transparencia. No hay un ápice de dramatismo ni autocompasión en sus palabras. Lo que le duele de todo aquello es lo mal que lo pasaron sus padres, especialmente a su madre, ‘por su culpa’. Mide 1,68 cm y dice que es la más bajita de su familia, pero en otros sentidos es grande y sin saberlo.

Ah, y estuvo a punto de casarse con el futbolista mexicano Chicharito Hernández, pero eso es agua más que pasada y no merece ni media línea.

Siendo periodista, imagino que la primera vez que te entrevistaron te resultaría raro estar en el otro lado.

Fue cuando hacía la Formula 1 y lo pasaba mal. Cuando contestaba a las preguntas pensaba: ‘seguro que lo estás haciendo fatal’, ‘lo van a poner luego para que lo veas’…

¿No ves tus programas?

Nunca. Me incomoda muchísimo verme en televisión: la voz me suena diferente, los gestos, siento que hablo demasiado rápido... Prefiero que otra persona me dé su opinión para corregir los errores.

Pero sí leerás lo que se escribe sobre ti.

Lo que tiene que ver con trabajo. Creo que es valiosísimo para mejorar en todos los aspectos. Pero no pongo mi nombre en Google para ver lo que sale.

¿Y lo personal?

Se leen cosas muy dañinas, hay personas a las que les dicen barbaridades en Instagram. A mí, no me pasa. En contadas ocasiones me han puesto algo que fuera tremendo.

He leído que estuviste a punto de morir. ¿Qué ocurrió?

Me subí a un avión encontrándome muy mal y con la presión sufrí una insuficiencia respiratoria por un problema en el pulmón. Cuando aterrizamos en Barcelona me llevaron directa al hospital y ahí vieron que tenía un neumotórax. Generalmente, le sucede a hombres ,entre 20 y 30 años, altos y con el tórax estrecho.

Y tuviste un segundo.

Pero ya me pilló en España y como sabía lo que era, me fui al hospital. Entonces, ya me operaron y en el quirófano vieron que iba a tener un tercer neumotórax. Como me han sellado el pulmón derecho, ya no me pueden dar más y el izquierdo lo tengo perfecto. Después de la operación, no podía ni subir tres escaleras, pero ahora hago vida normal.

Imagino que fue duro.

Fueron seis meses de terror absoluto. Se me caía el alma al ver lo mal que lo estaban pasando mis padres, sobre todo, mi madre. Sentía mucha impotencia por no poder tirar hacia adelante. Me mataba no poder hacer nada para que todo funcionase, pero me sirvió para aprender mucho sobre mí misma.

Trabajas en un área del periodismo que durante años ha estado copada por hombres. En algún momento, ¿te has sentido incómoda por ser mujer?

Jamás y es algo que se pregunta mucho. No pongo la mano en el fuego por nadie ni puedo afirmar que no le sucede a otras compañeras. Conmigo, tanto mujeres como hombres, siempre se han portado fenomenal. Cosa que me enorgullece y me encanta decir. Tampoco he visto ningún tipo de discriminación, pero sí que es verdad que hay muchísimos más hombres que mujeres en periodismo deportivo. Eso es un hecho.

¿Ni siquiera en redes sociales?

Ahí sabes que tienes menos margen que un tío porque trabajas en un mundo de hombres. En algún momento, te pueden llegar a decir que te pasas de lista por ir hablando de cosas que se considera que no sabes por ser una mujer. Eso sí que lo he visto, pero no conmigo.

Un buen físico, parece un requisito indispensable para que una mujer haga carrera televisiva.

Es cierto que las mujeres que trabajan en televisión, generalmente, todas dan bien en cámara. En el caso de los hombres, hay de todo.

Y si te ofrecieran un formato 'reality', alejado de los deportes. ¿Aceptas?

Nunca digas nunca. No he probado el entretenimiento así que no te puedo decir si me gusta o no. Pero no me cierro a nada y tengo una forma de ser que creo que encaja en formatos distendidos.

Si te toca ir a 'Supervivientes', como Lara Álvarez, Paco (su perro) lo iba a pasar mal.

Pobre, no… ¡Porque me lo llevaría! (risas).

¿Para cuándo un perfil de Paco en Instagram?

Me lo han dicho muchas veces, pero si ya tengo bastante trabajo con el mío... ¡no podría estar todo el día pendiente del suyo! (risas).

Eres embajadora de Vitamin Well, una alternativa saludable a los refrescos, pero que no solo es una bebida para deportistas, ¿verdad?

Exactamente. Son aguas bajas en calorías, con sabores muy fresquitos que tienen un extra de vitaminas y minerales buenas para el organismo. Cada una tiene diferentes propiedades: Awake, por ejemplo, contiene cafeína y es como si tomases una taza de café. Reload sería para quienes necesitan recargar después de una actividad física.

Una de sus gamas, Care, es buena para cuidar piel y uñas. ¿Qué tipo de ingredientes lleva?

Vitamina B12, ácido fólico (para estimular la renovación celular) y biotina, que mantiene la salud de la piel y el pelo. Me encanta por su sabor a pomelo rojo.

Sé que puedes tirarte horas viendo fútbol por trabajo y afición. ¿Qué más deportes te gustan?

Cualquiera. Imagina que ponemos ahora la televisión y hay curlin... pues lo veo. Me gustan los deportes en sí: creo que lo que atrae es la competición en sí (risas).

¿Pero no prefieres practicarlo en lugar de verlo?

Las dos cosas. Verlo me entretiene, pero para practicarlo me gustan más los deportes en grupo que los individuales. Si quisiera jugar al fútbol, por ejemplo, es complicado encontrar a otras 13 chicas que quieran. Como por trabajo no puedo comprometerme un día a la semana para hacer algo, termino yendo al gimnasio. Y me aburro bastante.

Prueba a picarte con la persona que corre en la cinta de al lado.

Jjajajaja ¡Sí, que lo hago, pero nunca se lo había dicho a nadie! Miro la velocidad que tiene puesta y pienso ‘te voy a pulir’ (risas). Intento correr más y durante más tiempo que el de al lado, sin que lo sepa.

No sabes montar en bici. ¿Pasamos palabra?

¿Cómo sabes eso? (risas) Tengo un equilibrio y una descordinación espantosa. De pequeña, salí disparada y me comí un bordillo en Santander. Ahí, se acabó la bici... pero en línea recta voy bien (risas).

¿Cada cuánto vas a Santander?

Siempre que puedo. Para mí es una escapatoria y voy cuando necesito estar tranquila. Pero, luego no paras porque quedas con unos y con otros: que si unas cervezas, unas rabas, ir a no sé donde... Cuando realmente, lo que más me apetece es estar viendo películas con mi padre en el sofá.

¿Qué echas de menos de allí?

El olor al mar, me encanta la humedad y algo que me recuerda mucho a Santander es el césped mojado recién cortado.

Pero los fines de semana estás en Barcelona.

Trabajando muchas horas, pero si tienes un trabajo que te encanta, compensa.

Paco, también irá

Se lo dejo a un amigo porque en Renfe lo máximo permitido son mascotas de hasta 10 kilos. Me cuesta mucho separarme de Paco, pero él se queda encantado y vuelve a mi casa muerto.