El Museo Lázaro Galdiano saca a la luz varios grabados inéditos de Rembrandt

  • Se dice que fue uno de los mejores grabadores de la historia junto a Durero, Goya y Picasso.
  • Esta treintena de obras se exhibirán hasta el próximo 3 de junio.
Rembrandt van Rijn. Autorretrato. 1638. Aguafuerte y punta seca. Impresa por Pierre François Basan. Inv. 10737. © Museo Lázaro Galdiano
Rembrandt van Rijn. Autorretrato. 1638. Aguafuerte y punta seca. Impresa por Pierre François Basan. Inv. 10737. © Museo Lázaro Galdiano
REMBRANDT VAN RIJN
Rembrandt van Rijn. Autorretrato. 1638. Aguafuerte y punta seca. Impresa por Pierre François Basan. Inv. 10737. © Museo Lázaro Galdiano

A pesar de ser uno de los artistas más conocidos y reconocidos de todos los tiempos, Rembrandt van Rijn, el gran maestro de la Edad de Oro Holandesa, sigue dando sorpresas a los aficionados al arte cuatro siglos después de su muerte.

En esta ocasión es el Museo Lázaro Galdiano de Madrid el que saca a la luz pública por primera vez unas desconocidas estampas del maestro, reunidas por el coleccionista en los primeros años del siglo XX. Bajo el título Rembrandt. Obra gráfica, la muestra exhibe una treintena de grabados (que forman parte de un conjunto más amplio que alcanza las 50 estampas) hasta el próximo 3 de junio.

La selección permite apreciar la evolución de este maestro del retrato y el claroscuro, desde los primeros grabados realizados "de manera precisa y minuciosa" hasta sus interpretaciones más libres, cercanas a su pintura, dominados por el uso del aguafuerte. Se dice que el neerlandés fue uno de los mejores grabadores de la historia del arte junto a Durero, Goya y Picasso.

A lo largo de su carrera, Rembrandt creó unas trescientas pinturas, unos dos mil dibujos y grabó alrededor de trescientas láminas desde 1628 hasta 1665 que alcanzaron una gran reputación en su época, llegando incluso a ser más conocido por su obra gráfica. En estos grabados, el artista trató temas similares a sus pinturas: retratos, autorretratos, escenas de género o paisajes y, sobre todo, temas bíblicos.

"Las dificultades económicas obligaron a Rembrandt a vender su taller de estampación y, con ello, se dispersaron las láminas", afirma la comisaria de la muestra y conservadora jefe del museo, Carmen Espinosa. Esto supuso un número considerable de dueños a lo largo de estos cuatro siglos, desde el impresor y amigo del artista Clement de Jonghe (1624-1677) al coleccionista Alvin-Beaumont en 1906, que conmemoró el tercer centenario del nacimiento de Rembrandt con varias ediciones.

De este conjunto reunido por José Lázaro, solo la estampa El artista y la modelo es conocida ya que participó en la muestra Rembrandt en la memoria de Goya y Picasso (Madrid/Valencia, 1999). El resto ha permanecido inédito hasta ahora.

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