Wilda, Kalcio, Puça o Tusca son algunos de los perros que ayer paseaban por las playas de Barcelona. A pesar de que el tiempo no acompañaba demasiado, sus dueños no quisieron desaprovechar la oportunidad, ahora que tienen el acceso permitido, para que sus mejores amigos jugaran con la arena y para que los menos frioleros incluso se atrevieran con el agua.El Ajuntament de Barcelona prohíbe la circulación de los animales de compañía durante la temporada alta, es decir, desde el 1 de junio hasta el 16 de septiembre, durante la Semana Santa y durante todos los fines de semana desde abril hasta el mes de octubre. Cristina, por ejemplo, reconocía ayer haber recibido más de una reprimenda por parte de la Guàrdia Urbana por pasear a su bóxer, Aika, por la playa del Fòrum.
Todos conocen la normativa, pero muchos buscan alternativas. Piula, una golden retriever, visita diariamente la Mar Bella sin importarle la temporada, ya que su dueña, Ana, la lleva antes de las ocho de la mañana, cuando aún no está muy concurrida.
En cambio, Juan Carlos lleva a Bruno, su bóxer, por la noche, porque «no hay nadie y puede correr a sus anchas». Los hay incluso viajeros, como el cocker spaniel Gardel, que durante el invierno pasea por Bogatell y, en verano, por las calas de la Costa Brava «donde son más permisivos», señala su dueño, Oriol.
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