Con un sol de invierno que apenas calentaba, más de 60 personas decidieron bañarse, el pasado 31 de diciembre, en las aguas del río Bullaque a su paso por El Robledo.

Se trata de un modo reivindicativo de despedir el año con el que se intenta que no se olvide que el Bullaque es uno de los pocos ríos 'vivos' (con caudal durante todo el año) que queda en la provincia, además de ser el "motor" de la economía local, como explicó el alcalde de El Robledo, Luis Navas, a 20minutos.es.

La ya tradición comenzó hace 13 años, en 1994, cuando la sequía estaba a punto de secar el río y desde entonces se ha continuado, congregando "en un día de fiesta local" a unas mil personas en los márgenes del río.

"Este año hemos tenido más baños que ninguno", aseguró el primer edil, quien indicó además que "viene gente de todos los sitios" a la iniciativa, por ejemplo, este 31 de diciembre se bañaron un grupo de personas del Club Natación de Los Yébenes (Toledo).

El alcalde explicó que "todo el mundo se baña de forma voluntaria" a pesar de que el agua está a unos seis grados centígrados.

Entre esa gente que vino de forma voluntaria se esconden algunas historias como la de David Leria, que vino desde Toledo a bañarse en lugar de su padre que por primera vez no pudo acudir.

El comienzo

Otro de los que se bañan en el Bullaque es Benito Garrido, ex alcalde del municipio y que era primer edil cuando se iniciaron los baños en el río.

"Lo que hay que hacer para bañarse es levantarse con el ánimo fuerte y echarse para adelante", indicó, para asegurar después que hay que tener en cuenta que la intención es "reivindicar la necesidad de tener un río que corra siempre y tenga un caudal ecológico".

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