Más de 170 valencianos intercambian favores en el Banco del Tiempo

  • Las peticiones más solicitadas son hacer la comida o llevar los niños al colegio.
  • Funciona en los barrios de Ciutat Vella, Ruzafa y Quatre Carreres de Valencia.
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Recibir ayuda cuando uno la necesita, a veces, no es fácil. Para Nieves y Marina sí lo fue.
Recibir ayuda cuando uno la necesita, a veces, no es fácil. Para Nieves y Marina sí lo fue.
JUANA ROJAS
Recibir ayuda cuando uno la necesita, a veces, no es fácil. Para Nieves y Marina sí lo fue.

Disponer de horas libres y necesitar ayuda son los dos componentes necesarios para poder participar en el programa del Banco del Tiempo que el Ayuntamiento de Valencia puso en marcha hace dos años. En él, gente que necesita un favor se lo puede pedir a otra persona sin pagar por ello, el único cobro que se hace es el tiempo.

En el año que acaba de terminar, 172 vecinos han participado en él y se han llegado a hacer más de 60 intercambios. Los más solicitados han sido llevar a los niños al colegio, hacer la comida, cuidar de un familiar enfermo y dar clases particulares de valenciano.

Un cheque con las horas

Cada interesado tiene un cheque, en el que no figuran cantidades de dinero, sino horas. Los participantes pueden ayudar un máximo de 20 horas sin recibir nada a cambio, una vez pasado ese límite, hay que devolver el favor. Desde el Consistorio explican el porqué del sistema: «Esto se lleva a cabo así para evitar que la gente dé más de lo que recibe».

El programa del Banco del Tiempo se desarrolla en los barrios de Ciutat Vella, Ruzafa y Quatre Carreres, aunque no descartan, para el año que viene, ampliarlo a casi todos los barrios de la ciudad de Valencia.

Nieves Antonini y Marina Campos. Participantes

«Necesitaba ayuda y la obtuve»

Recibir ayuda cuando uno la necesita, a veces, no es fácil, pero para Nieves y Marina sí lo fue. Marina necesitaba una persona que ayudara a su hija Lidia, de 12 años, con las clases de valenciano y Nieves la ayudó. «Ha sido una experiencia inolvidable. No sabía a quién acudir para que le prestara ayuda a mi hija. No tenemos muchos recursos y, al conocer el programa del Banco del Tiempo, decidí apuntarme.

Desde entonces he recibido ayuda, pero también la he dado, puesto que he llevado a niños al colegio», explica Marina. Por su parte, Nieves comenta: «Cuando una persona necesita ayuda, hay que dársela. Yo soy argentina y a mis hijos también les costaba aprender valenciano y no tuve ayuda. Ahora que yo puedo echar una mano a alguien, lo hago. Estoy en el programa del Banco del Tiempo desde que empezó. Este tipo de iniciativas tendrían que estar más extendidas, ya que hay gente que no conoce esta posibilidad».

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