A las 16.40 horas llego a la parada del Clínico. Allí me encuentro con Consuelo y Jaime, son madre e hijo. «El servicio va mal, he llegado a esperar tres cuartos de hora y he llegado tarde a clase por el autobús», cuenta Jaime.

Sólo hay tres autobuses de esta línea y tiene un horario establecido con tres cuartos de hora, como mínimo, entre uno y otro. Se supone que el bus tiene que llegar a las 16.52 h. Llega con sólo tres minutos de retraso, a las 16.55. Ya dentro, me pongo a charlar con Juani Pedrosas, es empleada de hogar y tiene 45 años. «Deberían poner otro autobús porque es demasiada la espera entre uno y otro», afirma.

Desde Nazaret hasta Manuel Candela voy sola. La gente se queja de que los vehículos pasan cada mucho tiempo y quieren más, pero difícilmente atenderán su demanda, pues parece que es poca gente la que usa la línea.

«Si pasara cada menos tiempo, la gente lo cogería más, es todo un círculo vicioso», afirma Antonio Díaz, de 62 años. Se supone que el bus tiene que llegar al final a las 18.05 h. Puede que otros días se retrase, pero hoy ha llegado puntual. Nota: 5.

Línea 30

Blasco Ibáñez (hospital Clínico), Avda Cataluña, Campus de Tarongers, Ramon Llull, Manuel Candela, Tomás Montañana, Pintor Maella, J. J. Sister, Ingeniero Manuel Soto, Calle Mayor de Natzaret, Camino del Canal, Punta al Mar y Castell de Pop (Jesús Nazareno). Frecuencia entre semana, 25-30 minutos.

Consuelo Santamaría. 46 años. «A mí no me gusta, además han quitado la parada del Cabanyal y tengo que caminar desde Serrería».

Francisco Burgos. 70 años. «Los horarios se cumplen, yo nunca he tenido problemas, pero sí que deberían poner, al menos, un autobús más».

Próxima entrega: línea 40. Univ.-est. nord

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