La camarera del bar que repartió el Gordo en Carballo dice que le robaron su premio

  • La joven denunció el robo el lunes en comisaría
  • Asegura que el boleto estaba en la barra, detrás del bote de las propinas
  • "Me despisté un poquito y ya no estaba", cuenta
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La camarera del bar ´Arco Iris´ de la localidad coruñesa de Carballo que el pasado sábado repartió parte del Gordo del sorteo extraordinario de la Lotería de Navidad denunció ante la policía el robo de su décimo premiado, que había dejado depositado en un vaso en el local.

Sara Fernández explicó a Europa Press Televisión que el pasado sábado al llegar "el bar estaba lleno de gente, cámaras, periodistas, y un gran desbarajuste", por lo que también ella se paró con los clientes que celebraban el premio.

"En ese momento te despistas un poco y lo único que piensas es en celebrar lo que acaba de pasar; la suerte, que sabes que nunca vas volver a tener. Entonces me despisté un poquito y cuando me llamó mi madre para felicitarme le dije que iba ahora para casa y me iba a llevar el décimo para no perderlo", relató.

No obstante, al ir a recoger su décimo, que Sara Fernández había dejado en un vaso de plástico en un lugar de la barra "que no era visible a simple vista", su boleto había desaparecido.

"El vaso estaba descolocado y todo revuelto y, aparte del décimo, faltaban 30 euros o 40 de propinas", afirmó. SOSPECHOSOS.

Sara reconoció que no puede "sospechar de nadie" porque en ese momento "dentro de la barra andaba todo el mundo", ya que su jefe "dejó barra libre y que la gente se sirviera a su gusto lo que quisiera", por lo que había "diez o doce personas por dentro y no puedes sospechar o desconfiar de alguien en concreto".

A pesar de ello, tiene claro que "hay comportamientos y comportamientos" y que desde el día que la suerte decidió que el Gordo fuera el número 6.381 "hay personas que siguen como antes y otras que intentan evitar" encontrarse con ella.

No obstante, no pierde "la esperanza" y está dispuesta "ir a por todas" en la investigación de su décimo. "Tardé en denunciar porque quería estar segura de que no aparecía; busqué bien, en casa; removí este bar, no quité la plaqueta porque, en fin", afirmó.

Desesperación

En dos horas, Sara pasó de la euforia a la desesperación. "Saber que tuviste en tus manos algo que podía cambiar la vida, un poquito, porque aunque tengas que seguir trabajando te ayuda bastante. Podía comprarme un piso, ayudar a la familia", lamentó.

A pesar de ello, esta joven camarera afirmó "no perder nada" si no recupera el décimo, ya que se queda "como estaba", aunque "en el fondo" confesó que le "dolía que pasara lo que pasó" y deseó que si ella no lo disfruta, que no lo disfrute nadie. "Que se quede como está, pero por lo menos que nadie vaya a disfrutar a costa de nadie", dijo.

La última esperanza que le queda a Sara es que ella misma hubiera firmado su décimo, ya que tiene la costumbre, cuando un cliente le regala un cupón, de firmar por detrás el boleto y poner el nombre de quien se lo dio. "Pero en este caso como lo cogí yo personalmente no me acuerdo si lo firmé o no", concluyó.

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