Igual que muchos valencianos, Manuel Ignacio Hedilla le prestó un interés especial a una iniciativa municipal del concejal de Ordenación Urbana, Francisco Lledó. En enero de 2006, se comprometió a que Valencia contara «muy pronto» con 700 bicicletas urbanas. Financiadas por el ayuntamiento, estarían emplazadas en 50 puntos estratégicos de la ciudad para uso «gratuito» y como medio de transporte alternativo.

Han pasado prácticamente dos años y «nada de nada», se lamenta ahora este lector. Cree que se trató de una «promesa electoral» que ha caído en saco roto.

El mismo interés que generó en Manuel Ignacio Hedilla este anuncio, se manifestó colectivamente en plataformas ecologistas, usuarios y defensores de la bicicleta como medio de transporte en Valencia. Esta iniciativa no ha recibido ninguna voz contraria.

El concejal de Ordenación Urbana, Francisco Lledó, supuesto padre de la criatura, rehuye hablar de ella. Le pasa la patata caliente a su asesor, Ignacio Pou. Éste, emulando a su superior, esquiva la preguntas de si la iniciativa sigue siendo viable. A la primera de cambio, se disculpa porque está «enfermo». Al día siguiente, sano y en su puesto, alega tener que atender «visitas concertadas». Promete llamar «cuando tenga un rato libre», pero el teléfono no suena.

A falta de explicaciones oficiales, dicen desde Valencia en Bici que la iniciativa se lanzó de «manera precipitada».

En FGV ven, incluso, con buenos ojos que el ayuntamiento «ponga algún día bicicletas urbanas», dicen fuentes directivas, porque ampliaría el programa Metrobici que ya ofrece 14 rutas turísticas para conocer la provincia. Pero la bicicleta hay que llevársela cada cual de casa.

EVALUACIÓN DE LA RESPUESTA:

Concejalía de Ordenación Urbana: suspenso

FGV: aprobado

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