El carnaval de Carlinhos Brown menea el corazón de Madrid

Aquí fueron las banderas brasileñas, y algunas con la enseña gay, las que poblaron el Paseo de la Castellana de Madrid, una de las arterias principales de la capital, donde el carnaval del músico brasileño Carlinhos Brown celebró una fiesta a pie de calle y a ritmo de samba. Unas 300.000 personas, según el Ayuntamiento, y hasta un millón, según los organizadores, agitaron sus caderas desafiando al calor. El cantante abrió la marcha bajo un llamamiento a "la paz, el amor, la alegría y la diferencia".
Carlinhos Brown, en Madrid
Carlinhos Brown, en Madrid
Carlinhos Brown, en Madrid

El espectáculo recorrió el trayecto entre la Plaza de Castilla y Nuevos Ministerios, donde ha finalizado pasadas las 23.00 horas.

Los asistentes, entre los que se contaba mucho público joven, enarbolaron banderas amarillas y verdes, los colores de Brasil, y también las de la enseña arco iris de los colectivos gays.

El cantante y promotor del célebre barrio bahiano de Candeal, al que acompañaban músicos, bailarines y cantantes con vistosos atuendos en el primer camión y la banda Timbalada en el segundo, entonaron dos de sus mayores éxitos, Calitos Marrón y María Caipirinha para dar comienzo a la fiesta, mientras el público, rápidamente, se animaba a seguirle bailando y coreando las canciones.

Sin cesar de bailar, el músico quiso insistir en un mensaje de tolerancia, llegando incluso a cambiar el estribillo de María Caipirinha, que repitió varias veces a lo largo del recorrido, por el de "María Respeto", algo que era especialmente coreado y que hacía batir con más energía las banderas del arco iris, emblemáticas de los colectivos de homosexuales, que algunos asistentes exhibían.

Numerosos adornos, desde gorros a pinturas de cara o volantes hechos hasta con plásticos de colores, hacían destacar entre la multitud los colores amarillo y verde representativos de Brasil.

El público abarrotaba de tal forma la salida de la caravana que el músico tuvo que interrumpir en varias ocasiones las canciones para pedir a los asistentes que avanzaran con ella y dejaran circular al coche y los dos motoristas de la policía municipal que abrían paso a los camiones.

El calor que el sábado acompañaba este carnaval era tal que un vecino trató de refrescar el ambiente sacando por la ventana de su casa el grifo de su ducha para regar con ella a los asistentes, al igual que los bomberos, que desde un camión, e incluso animándose también a bailar, lanzaban agua a la multitud con dos grandes mangueras.

La fiesta convocó a gentes de diferentes edades y orígenes, mayoritariamente jóvenes y adolescentes y también a muchos de los brasileños que viven en la ciudad. "Este carnaval es mejor que los de Brasil porque está más organizado que los de allí, aunque, en realidad, no se parecen mucho, allí la gente baila mucho más y se viste con menos ropa", decía una joven brasileña.

Poco antes de las 21:30 de la noche, el Ayuntamiento de Madrid informó de que se calculaba una asistencia de unas 300.000 personas, aunque, sin explicar el método utilizado para el cómputo, explicó que el cálculo era en esta ocasión más difícil porque los asistentes -que abarrotaban casi todo el recorrido- además de caminar, bailaban.

La cifra de asistencia era mayor según los organizadores, que aseguraron que el evento había congregado a un millón de personas, una cifra con la que habrían cumplido sus expectativas de superar las 400.000 personas que asistieron a esta misma fiesta en Barcelona el pasado 28 de mayo.

El carnaval de Carlinhos Brown, que el pasado 21 de mayo congregó en Bilbao a 200.000 personas y que después irá a Sevilla -el día 25 de junio- y a Valencia -el 17 de julio, atrajo también a músicos espontáneos entre el público, especialmente con batucadas.

Poco antes de las diez de la noche un niño se perdió, por lo que el propio Carlinhos Brown llamó a su madre desde su micrófono para decirle que el pequeño estaba bien y que podía pasar a recogerle.

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