Un taller de costura para 'zurcir' la integración social de mujeres inmigrantes

  • Un grupo de mujeres inmigrantes marroquíes, indias, paquistaníes y bangladesíes se reúnen una vez por semana en Santa Coloma de Gramenet.
  • Aprenden costura y comparten tiempo en algo que les interesa.
  • El taller, formado por ocho mujeres, participó el pasado diciembre en la Fira de Nadal del barrio de Fondo.
Un grupo de mujeres inmigrantes marroquíes, indias, paquistaníes y bangladesíes se reúnen una vez por semana en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) para aprender costura.
Un grupo de mujeres inmigrantes marroquíes, indias, paquistaníes y bangladesíes se reúnen una vez por semana en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) para aprender costura.
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Un grupo de mujeres inmigrantes marroquíes, indias, paquistaníes y bangladesíes se reúnen una vez por semana en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) para aprender costura.

Un grupo de mujeres inmigrantes marroquíes, indias, paquistaníes y bangladesíes se reúnen una vez por semana en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) para aprender costura e hilar y zurcir juntas el descosido social que padecen para ayudarse en su integración.

Bajo la denominación 'El hilo del Casal' y el amparo del Casal dels Infants, se trata de un proyecto social que pone la costura como pretexto para crear un espacio donde las mujeres con pocos recursos para la socialización puedan salir de sus tareas cotidianas, sentirse empoderadas y compartir tiempo en algo que realmente les interesa.

El taller, formado por ocho mujeres, participó el pasado diciembre en la Fira de Nadal del barrio de Fondo, en Santa Coloma de Gramenet, donde pudieron vender sus creaciones textiles artesanas.

Una donación aportada por la alcaldesa Núria Parlón durante la participación del grupo en el festival Ravaleando les permitió sufragar los costes de la inscripción en la Fira de Nadal.

El proyecto se inició en el Casal dels Infants de Santa Coloma de Gramenet gracias a la iniciativa de la educadora y voluntaria Bea Hernán, que, según ha explicado, pensó en organizar alguna actividad con las madres que acudían al centro.

Después de sopesar varias opciones y valorando sus intereses, consideró que la costura era algo que todas podían enseñar o aprender y que sería una buena excusa "para pasar un rato juntas".

Aunque su organizadora prefiera mantenerlo como un espacio abierto, "con tal de que se puedan ir sumando las participantes que estén interesadas", no descarta que el año que viene deje de serlo, ya que "hay cosas que se pierden cuando está abierto, como la confidencialidad o la confianza", advierte.

Un espacio de encuentro

Según Hernán, el taller proporciona a las mujeres un espacio de encuentro sin el que estas mujeres no serían capaces de compartir sus experiencias y expresarlas en castellano, "idioma que no acostumbran a utilizar en su entorno familiar".

A pesar de ser un grupo muy heterogéneo, sus asistentes comparten un mismo perfil: provienen de países con otras culturas, como Marruecos, India, Bangladesh o Pakistán; son amas de casa, con una media de entre 2 y 4 hijos, tienen un nivel adquisitivo bajo "y han cursado estudios en sus países de origen, por lo que no son analfabetas", destaca Hernán.

"Tanto ellas como sus familias, necesitan una inserción en el barrio ya que no se relacionan con personas autóctonas y les cuesta un poco romper sus núcleos, porque, como es natural, se sienten más cómodas con sus paisanos", subraya la educadora social.

La mayoría de ellas, además de participar en el taller de costura, van a clases de castellano, lo que mejora el funcionamiento del taller, que se imparte en este idioma, ha explicado su impulsora.

Pero lo realmente enriquecedor de esta actividad es, según Hernán, "que les aporta un espacio para ellas, dónde se crean unas energías femeninas muy potentes y les permite volcarse en algo que ellas saben hacer".

"La costura es el pretexto para que se relajen y estén tranquilas, ya que nosotras podemos crearnos esos espacios porque tenemos las herramientas que ellas no tienen en parte porque son mujeres muy dedicadas a la casa, su vida está muy acotada al ámbito familiar y no han sido incluidas en el mundo laboral", cuenta la educadora.

Después de haber conseguido participar en la Fira de Nadal, su único objetivo es seguir mejorando en la costura mientras se enseñan la unas a las otras, y comparten tardes de confesiones, experiencias y el café que acompaña sus costuras y bordados.

Bolsos, delantales, cojines...

En el taller, las mujeres tejen bolsos, elaboran coleteros y diademas y cosen delantales o decoran cojines, que luego venden en paradas.

Shahanaz llegó a Cataluña procedente de Bangladesh en 2004 y vio morir a su marido tres años más tarde, cuida ella sola de sus dos hijos y manifiesta los beneficios de participar en este proyecto: "he aprendido muchas cosas, antes casi no sabía expresarme y ahora puedo hablar con Bea o con mis compañeras cuando tengo un problema".

Como iniciativa, Hernán ha propuesto un nuevo proyecto para el taller, que consiste en expresar a través de la costura procesos por los que ellas han pasado.

Así, "no sería solamente coser, sino que podrían plasmar sus trayectorias, aficiones o sentimientos a través de una actividad que las empodera como mujeres".

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