47 condenados de EKIN por ser las «entrañas y corazón de ETA»

Las penas van desde los dos años de cárcel hasta los 24. La Audiencia absuelve a cinco de los 52 procesados.
El primer macrojuicio contra el entramado político y financiero de ETA se saldó ayer con la condena de 47 miembros responsables de organizaciones del entorno de la banda terrorista a penas de cárcel de entre 2 y 24 años. En total, 524 años.El tribunal de la Audiencia Nacional, que absolvió a cinco de los 52 procesados, asegura que el llamado «frente de masas» KAS, EKIN y XAKI, eran «las entrañas» y «el corazón» de ETA y que el diario Egin constituía su frente mediático al estar dirigido por la banda.

En cuanto a la fundación Joxemi Zumalabe, impulsora del llamado ‘DNI vasco’, si bien la sentencia afirma que no forma parte orgánica de ETA, la responsabiliza de colaborar con la organización terrorista y de estar concebida para articular la desobediencia «como otro frente de lucha» de los etarras.

La presidenta del tribunal, Ángela Murillo, dijo que EKIN y KAS no eran «simplemente organizaciones» que daban apoyo a ETA, sino que «están en su corazón»; mientras que a Xaki la definió como el brazo internacional de la banda. KAS: La Koordinadora Abertzale Sozialista (Coordinadora Patriota Socialista) nació, de forma ilegal, en 1975 con el objetivo de coordinar la acción de los diferentes partidos y organizaciones que luchaban «por la liberación nacional y social de Euskal Herria».

EKIN: Emprender o insistir en euskera, es la heredera de la ilegalizada KAS. Tomó el histórico nombre adoptado por el grupo de jóvenes nacionalistas que crearon ETA en la década de los 50. Se constituyó oficialmente el 6 de noviembre de 1999, como una organización independentista, revolucionaria, nacional y euskaldún, cuyo objetivo es agitar la sociedad y fortalecer las luchas populares.

XAKI: Fue presentada en Bilbao en 1996 como una asociación europea legal con el objetivo de proyectar hacia el exterior a «Euskal Herria».

Altercados y expulsados

La lectura de la sentencia se desarrolló con graves incidentes. Cuando la jueza Ángela Murillo tomó la palabra, la procesada Teresa Toda dijo: «No aceptamos esta sentencia. Es un juicio político». En ese momento, Murillo la interrumpió con un «¡cállese, cállese!», y al ver que Toda y los acusados que se encontraban en la sala comenzaban a entonar con el puño en alto el himno ‘eusko gudariak’ (soldado vasco), los expulsó de la sala visiblemente enfadada. Venticuatro de los acusados que asistían a la lectura en unhabitáculo blindado y que también cantaron el himno fueron llevados al calabozo.

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