Los 200.000 usuarios de La Alcoyana y los 3.000 viajeros diarios (sólo en la linea Campello-Mercado) del TRAM sufrieron ayer la huelga de los autobuses y el tranvía.
Las protestas en los autobuses fueron las más molestas. Siete coches fueron apedreados mientras iban a su cabecera de línea y se desconoce quién fue el autor.
Además, cuatro autobuses extra (al margen de los servicios mínimos y con trabajadores supuestamente "voluntarios") salieron de cocheras mientras una manifestación de chóferes se dirigía a la Conselleria de Infraestructuras y Transporte, donde lanzaron huevos a la fachada.
Al enterarse los huelguistas, bloquearon la salida de esos coches más de media hora. Sólo cedieron cuando una anciana les suplicó, entre lágrimas y una crisis de ansiedad, que necesitaba ir a por su nieto al colegio y que dejaran salir los vehículos.
Las quejas de los viajeros fueron por la falta de información y por los retrasos. Paola Peralta e Isabel Rojo comentaron que tenían que salir de sus casas "hasta dos horas antes" y que, además, los coches "pasaban de largo" o iban abarrotados.
Durante todo el día, el tráfico fue más denso en toda la ciudad, con retenciones fuertes durante la manifestación. Y, según el Centro de Control de Tráfico, la situación se agravó por las compras navideñas.
Más tranquilo en el TRAM
La nueva jornada de protestas en el TRAM se vivió de forma más sosegada. Los usuarios más afectados fueron los que se dirigían hacia hacia La Vila o Dénia, donde los paros se han hecho más patentes. Además, algunos viajeros recomendaron a los huelguistas que "recojan firmas", pues no están de acuerdo con las privatizaciones. Los paros seguirán esta semana.
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